Incógnitas medioambientales
Actualizado: GuardarLa celebración ayer del Día Mundial del Medio Ambiente se ha centrado en España en advertir sobre los efectos negativos en el medio natural de un urbanismo descontrolado. Pero aunque la jornada se prestaba a que los poderes públicos dieran a conocer las nuevas estrategias que tanto necesita nuestro país, las declaraciones oficiales resultaron sospechosamente parcas y faltas de concreción. De hecho, más allá de la propuesta a las Comunidades Autónomas de la ministra de Medio Ambiente de un posible Pacto de Estado contra el cambio climático, que se perfilaría previsiblemente en septiembre en el marco de la Conferencia de presidentes, el «regocijo» del Ejecutivo ante la moderación del consumo eléctrico en lo que va de año, gracias a la subida de las tarifas, o las llamadas a los ciudadanos a luchar contra el cambio climático, no hubo mayores aportaciones. Sin embargo, con tan simples enunciados, sin desarrollo de contenido, difícilmente se sentirán concernidos los destinatarios de ese reclamo; a estas alturas, la mayoría de los ciudadanos está perfectamente concienciada de la necesidad de cuidar el medioambiente y lo que necesita son iniciativas concretas desde sus Administraciones que le faciliten esa lucha contra el deterioro medioambiental.
Sin que haya trascendido todo lo que discutieran el pasado fin de semana la ministra Narbona y los consejeros de Medio Ambiente de las Comunidades Autónomas reunidos en Tenerife, llamamientos como los escuchados ayer sugieren que el Gobierno quiere plantear a la opinión pública en muy pequeñas dosis las medidas anticontaminantes con las que está comprometida España. Particularmente en lo que se refiere a la aplicación del Protocolo de Kioto, para lo que el Ejecutivo ha de presentar próximamente el segundo Plan Nacional de Asignación de Emisiones que obligatoriamente deberá limitar las emisiones de dióxido de carbono en los sectores de transporte y doméstico, es decir, los más sensibles para el común de los ciudadanos. Sin embargo, por muy impopular que esas medidas vayan a ser, es imprescindible plantearlas ya sin tapujos y justificadamente, del mismo modo que va siendo hora de saber cómo va a cumplirse el loable objetivo energético del Gobierno de conseguir para 2010 que el 12% de la energía y el 30% del consumo eléctrico sean de origen renovable. Cuanto antes se hagan públicas las medidas, antes podremos sumar todos esfuerzos para poner freno a la insostenibilidad de nuestro actual desarrollo.