Gana Perú
Actualizado: GuardarAlan García será el próximo presidente de la República del Perú tras su triunfo en los comicios del domingo, en los que batió al candidato antiliberal y nacionalista, Ollanta Humala. Y es de esperar que, en esta ocasión, García se vuelque -como ha prometido- en ejercer su alta magistratura con decoro y solvencia, no como ocurrió durante su primera legislatura que, de 1985 a 1990, dejó al país sumido en la ruina y enfrentado a la violencia terrorista de la guerrilla maoísta de Sendero Luminoso.
El milagro de que Alan García sea de nuevo presidente tiene una explicación evidente: tras ser amnistiado y volver al Perú, perdió por poco frente a Alejandro Toledo y encabezó la oposición parlamentaria con destreza táctica y paciencia; así se «reacreditó» ante sus conciudadanos y pudo contar con el apoyo en bloque del histórico Partido Aprista Peruano, el único gran partido político del país que ahora ha recibido el impagable voto útil del campo conservador, volcado en impedir la victoria del populista Ollanta. Además, García ha contado con el revulsivo de la absurda y desvergonzada irrupción en la campaña peruana del incendiario presidente venezolano, Hugo Chávez, quien apoyó furibundamente a Ollanta y su programa. Aunque Chávez fue advertido por su propia gente de que semejante interferencia -injerencia en muchos aspectos- sólo suscitaría un cierre de filas en torno al candidato aprista, el presidente venezolano insistió hasta la saciedad en su apoyo al ex teniente coronel Humala y acabó convirtiéndose en un importante vector de la victoria de Alan García.
En esa dimensión política regional, la derrota de Ollanta supone un tropiezo para Chávez, lanzado tras la victoria de Evo Morales en Bolivia y los indicios de cambio en Ecuador a la creación de un eje antinorteamericano de coloración indigenista y neonacionalista de porvenir incierto. El presidente García no debe olvidar ahora que lo es gracias a los votos prestados por los seguidores de la liberal conservadora Lourdes Flores y su partido ni siquiera es la primera minoría en el Congreso, habiendo obtenido un paupérrimo resultado en las zonas selváticas o de la sierra peruana, donde vive el 52% de los pobres del país. El programa socioeconómico de García debe encaminarse ahora a corregir esos déficit y a no dilapidar la excelente salud de la economía que le ha legado Alejandro Toledo.