AL MALIKI. Camina por Basora rodeado de guardaespaldas. / AFP
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El Gobierno iraquí decreta el estado de emergencia en Basora por una rebelión chií

El Ejército estadounidense acribilla a una embarazada que se dirigía a una maternidad por saltarse un control

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El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, decretó ayer el estado de emergencia durante un mes en la ciudad meridional de Basora, la segunda más poblada del país del golfo Pérsico. Todos los cuerpos de seguridad han sido puestos en estado de alerta para «hacer frente a la deteriorada situación», explicó. «Durante este tiempo se impondrán varias medidas, entre ellas algunas para frenar la entrada de combatientes infiltrados y la disolución y la reforma de algunos departamentos oficiales», agregó.

Maliki, que se desplazó a Basora, situada a 550 kilómetros al sur de Bagdad, aseguró también que «el Gobierno iraquí no titubeará en usar toda la fuerza contra las bandas que se dedican al tráfico ilegal de petróleo u otro tipo de mercancías». El primer ministro aludía al deterioro de la seguridad en esta urbe poblada casi exclusivamente por chiíes y bajo control de las fuerzas británicas.

Al Maliki rechazó la «injerencia» de partidos políticos chiíes en el trabajo de las fuerzas de seguridad en Basora, habitada por poco más de un millón de personas. El jefe del Ejecutivo expresó esta postura tras reunirse con lideres políticos y tribales para pedir su ayuda a los intentos de reducir la violencia en la ciudad, mediante cuyo puerto Irak exporta la mayor parte de sus ventas de petróleo. «Mi visita tiene como objetivo intentar encontrar una solución al problema de la inseguridad que vive hace tiempo la urbe, donde han muerto decenas de personas», explicó.

El mandatario lamentó el aumento de los asesinatos y los secuestros, y reiteró que la prioridad de su Gobierno es poner fin a la inseguridad, ya que «afecta la situación económica y social, y obstaculiza el desarrollo del país». Al Maliki reconoció que «algunos de los principales partidos interfieren en el trabajo de las fuerzas de seguridad», lo que «ha afectado negativamente su actuación».

Rebelión

Aunque no mencionó nombres, fuentes iraquíes aseguran que se refería sobre todo a la formación chií Al Fadila, ya que algunos de sus miembros han amenazado recientemente con parar las exportaciones de crudo iraquí desde el puerto de Basora. La tensión se desató tras la retirada a principios de este mes de Al Fadila de las negociaciones para la formación del Gobierno por divergencias con los demás grupos políticos sobre el reparto de los puestos ministeriales. Al Fadila es una de las siete formaciones políticas que integran la Alianza Unida Iraquí (AUI, chií) que, con sus 128 escaños, es la primera fuerza política en el Legislativo, seguida por la Coalición Kurda (54 asientos) y el suní Frente del Consenso Iraquí (44 escaños).

Por otra parte, el Ejército estadounidense informó ayer de que dos mujeres iraquíes murieron al norte de Bagdad después de que sus soldados abrieran fuego contra su vehículo tras no detenerse en un puesto de control. La Policía iraquí precisó que se trataban de una embarazada y su prima que se dirigían a una maternidad en Samarra, ciudad predominantemente suní a 95 kilómetros de la capital. El vehículo entró en una zona marcada como prohibida cerca de las tropas de la coalición en un puesto de observación, pero «se realizaron disparos para inmovilizar el coche» después de que éste no se detuviera tras las señales sonoras y visuales.