TERROR. Un hombre con un machete persigue a integrantes de una banda rival, en Dili. / REUTERS
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El presidente de Timor intenta atajar el caos con el estado de emergencia

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El presidente de Timor Oriental, Xanana Gusmao, declaró ayer el estado de emergencia nacional y asumió poderes especiales para tratar de sacar al país del caos y restablecer la normalidad. Gusmao ha tomado el control de los cuerpos de seguridad del Estado: las Fuerzas Armadas y la Policía, que han protagonizado cruentos enfrentamientos en los días pasados.

El mandatario timorés indicó que el estado de emergencia tendrá una vigencia de treinta días que, dependiendo de la situación, se podría prorrogar. Gusmao aclaró que la decisión, adoptada después de dos días de sesiones del Consejo de Estado, se alcanzó con la colaboración del primer ministro, Mari Alkatiri, quien ahora verá recortadas sus atribuciones. Alkatiri, un musulmán en una nación mayoritariamente católica, está visto por los analistas como uno de los responsables de la crisis.

La violencia y los saqueos siguieron ayer en Dili a pesar de la presencia de tropas extranjeras. En las cercanías del aeropuerto se produjeron enfrentamientos entre bandas, que quemaron casas y saquearon tiendas mientras pedían la dimisión de Alkatiri. Las fuerzas australianas actuaron de inmediato, redujeron y desarmaron a los miembros de las dos bandas.

Horas después, la oficina del fiscal general fue saqueada. Según algunas noticias, los asaltantes robaron hasta el 15% del archivo criminal, incluidos los principales casos sobre las masacres tras el referéndum por la independencia de Indonesia en 1999.

También en la capital, miles de ciudadanos protagonizaron peleas en un almacén de arroz para conseguir algo de comida. Inicialmente esperaban en cola a que las autoridades les distribuyeran sus raciones, pero, a medida que pasaron las horas, los ánimos se encendieron y numerosas personas intentaron robar alimentos.