Fumadores, apuesta segura
Bares y restaurantes de la provincia optar por no limitar la entrada ante el miedo a las repercusiones económicas
Actualizado: GuardarA comienzos de año parecía que la entrada en vigor de la nueva legislación antitabaco iba a terminar con el negocio en muchos establecimientos hosteleros. Cinco meses después, bares y restaurantes se han adaptado como han podido y apenas han sufrido consecuencias negativas.
Uno de estos casos es la cafetería Punta Europa, situada frente al centro de salud de El Lugar, en la calle Jesús Nazareno de Chiclana, un bar de menos de 100 metros cuadrados destinados al público y donde sus trabajadores no fuman, pero que se ha visto obligado a permitir la entrada de fumadores debido a la gran demanda. «Hicimos un sondeo entre nuestros clientes antes de final de año y vimos que si prohibíamos fumar nos quedábamos solos», destaca su encargado, Jesús Aragón, que ve como «una válvula de escape para los fumadores» estos lugares.
Asimismo subraya que son pocas las personas que se quejan por el humo que se genera. «Al principio había algunos que preguntaban por qué dejaba fumar cuando mi bar supera los 100 metros cuadrados, aunque realmente la zona destinada al público es menor».
Nuevas exigencias
Existen otros restaurantes cuyas dimensiones les han obligado a realizar reformas. Manguita, uno de los establecimientos con más solera de Chiclana, apenas ha tenido problemas para ajustarse a las nuevas exigencias. «Tenemos dos salones, uno para fumadores en el que hemos hecho una pequeña obra y otro para no fumadores, además de la terraza, que se ha habilitado para quienes fuman», indicaba Sebastián Barberá, unos de los propietarios del establecimiento. Igualmente recordaba que «en verano cerraremos el de fumadores y estos se trasladarán a la terraza dejando una zona interior para quien no quiera humos».
Pero no sólo los propietarios de bares y restaurantes opinan sobre el control exhaustivo al tabaco. Julián Díaz, fumador desde hace más de veinte años, muestra su satisfacción porque la mayoría de los bares con menos de 100 metros permitan fumar. «Cuando me enteré de esta ley me preocupé, pero he visto que los dueños son listos y no se van a arriesgar a perder a su clientela por no permitirles fumar».
Y es que los no fumadores, como ocurre en el caso de María Butrón, tampoco es que hayan puesto el grito en el cielo. «La verdad es que molesta un poco tener que aspirar el humo que genera un cigarrillo pero llevamos muchos años así y tampoco ha pasado nada».