Cuadernos
Actualizado: GuardarCasi un millón de espectadores siguió la otra noche el capítulo semanal de Cuadernos de paso, la serie documental que La 2 ha resucitado para sus domingos. Un millón de espectadores es mucha más gente de lo que parece, en un programa que exige cierta atención, con textos que hay que seguir, con un relato en primera persona que no se subordina a la imagen; la mayor parte de la televisión que se hace ahora circula por carriles distintos. Cuadernos de paso recoge la herencia que dejó Labordeta con Un país en la mochila, porque su tema es el mismo: un recorrido a fondo por pintorescos parajes de España, especialmente en el medio rural, pero lo hace con un estilo distinto porque, aún siendo un programa de autor, la personalidad de éste se diluye tras el texto, no le vemos el rostro, sólo escuchamos su voz.
Este «autor invisible» es Juan Manuel Blázquez, que dirige, realiza y escribe el programa y que es el caminante que recorre España, pero de quien no sabemos nada. Esto envuelve sus expediciones en un ambiente extraño, como si el narrador pudiera ser cualquier persona. Asimismo, como haría cualquiera, Blázquez tan pronto se detiene en una iglesia románica como en una cestería de pueblo; al texto afluyen, en un desorden estudiado, la cita erudita y el testimonio humano, la descripción literaria de un paisaje y la charla con ese guardia forestal que explica cómo se cazaban los cangrejos hace cuarenta años. Esta estructura da veracidad al relato, pero genera problemas a la hora de encajarse con la narración en primera persona, es como si el guión nos sometiera a cambios de presión, ora en el testimonio del vecino de un pueblo, ora en la construcción literaria, y esos dos mundos, el del autor y el del paisaje, no siempre engarzan de manera armónica. Felizmente, la tele soluciona el conflicto con poco esfuerzo: un par de hermosos planos, un viaje de la cámara y una secuencia de archivo. Eso soluciona el conflicto del relato, pero no el del espectador, al que estas expediciones por un mundo cada vez más despoblado le generan cierta melancolía. Buen programa.