Montenegro recibe un baño de agua fría en sus aspiraciones de adhesión a la UE
Actualizado: GuardarMilo Djukanovic afrontó ayer la dura realidad de que, al independendizarse de Serbia, la pequeña república de Montenegro no ha entrado en una especie de vía rápida para adherirse a la Unión Europea. El presidente montenegrino viajó ayer a Bruselas para defender la candidatura de su país a la UE. En la Comisión, como en el Consejo, donde se entrevistó con Javier Solana, encontró comprensión pero ni una sola fecha orientativa para dibujar en el horizonte un escenario de adhesión.
Olli Rehn, el comisario responsable de Ampliación, confirmó en rueda de prensa conjunta con el presidente montenegrino lo que en Bruselas se sabía ya antes de que el referéndum para la independencia de Montenegro tuviera lugar: que la república escindida de Serbia no disfrutará de ningún atajo para entrar en la Europa comunitaria.
Una de las principales motivaciones del «sí» a la secesión de Serbia, durante el plebiscito del pasado 21 de mayo, fue la percepción, ampliamente extendida entre la población, de que sin el lastre serbio, Montenegro tendría más fácil el camino hacia la Unión Europea.
A Serbia, los montenegrinos partidarios de la secesión la ven con demasiadas cuentas pendientes con la comunidad internacional, tras las fracasadas aventuras bélicas de Milosevic a lo largo de los noventa. Ligar la suerte de Montenegro a la del actual paria de Europa se le antojaba arriesgado a una parte significativa de los montenegrinos. Djukanovic se encontró ayer con que, aun siendo el análisis impecable en su formulación, Europa tiene ritmos y prioridades propias, y la perspectiva de una adhesión de Montenegro a la UE no figura, por ahora, en su agenda.