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Por un pedazo del 'Titanic'
Christie's saca a subasta diversos recuerdos del famoso naufragio, que pueden alcanzar precios exorbitantes
Actualizado: GuardarEn la noche del 14 de abril de 1912, Oscar Woody celebraba su 44 cumpleaños en una de las cubiertas del Titanic. Cuando el barco más seguro del mundo se estrelló contra un iceberg, el encargado de correos a bordo del crucero de lujo salió corriendo para salvar la correspondencia de la inundación. La orquesta siguió tocando mientras se hundía el barco, y Woody se ahogó apretando los fajos de cartas sobre su pecho.
Las carátulas de algunos de esos paquetes, que había clasificado cuidadosamente de acuerdo a su destino, fueron recuperadas de su cuerpo sin vida. Las que se dirigían a Washington y Nueva York, diligentemente estampadas con su firma, saldrán a subasta el próximo jueves a un precio estimado entre 12.000 y 18.000 dólares, que siempre puede dispararse. Una cifra 18 veces más alta de lo que costaba la llamada Suite del Millonario en el Titanic, y 144 veces la de un camarote de primera clase.
El esfuerzo del cartero fiel no será la única memoria del Titanic que se disputen los coleccionistas. Un folleto plegable con los planos de las instalaciones, que se entregaba a los pasajeros de primera, muestra el camino hacia los restaurantes, el gimnasio, los baños turcos, las pistas de squash, cafés, ascensores y todo un sinfín de amenidades. Por él, la casa Christie's espera obtener unos 25.000 dólares.
Lo más valioso
La pieza estrella de la subasta será, sin embargo, una de las placas de bronce con el nombre y la bandera del Titanic que aparecía en uno de los 16 preciados botes salvavidas que se disputaron sus 1.316 pasajeros. La casa espera que las piezas enmarcadas sobre una tabla de caoba que se exhibían a babor alcancen los 70.000 dólares, pero también pueden superar el récord de 88.500 dólares que en su día se pagaron por un menú. Desde que se descubriera la ubicación del Titanic a 963 millas al noroeste de Nueva York, a donde debería haber llegado apenas 24 horas después de su hundimiento, la colección de objetos se ha ampliado hasta 5.500, pero pocos han salido a la venta.
La subasta se producirá a menos de un mes de que falleciese una de las últimas supervivientes que recordaba la tragedia. Lillian Asplund tenía sólo 5 años cuando vio a su padre y a sus tres hermanos en la borda del Titanic mientras se hundía, pero nunca contó su historia a la prensa, pese a que vivió hasta los 99 años y se le ofrecieron cantidades exorbitantes. Ahora sólo quedan dos supervivientes, que tenían 2 y 10 meses cuando ocurrió la tragedia.