PINCHITOS MORUNOS

Pelador de langostinos made in Wisconsin

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Yo creía que nadie jamás superaría en invención al chirigotero gaditano El Chimenea, que en sus tarjetas de visita se anuncia como el inventor, sin patente, del pelachícharos y el partebabetas, dos aportaciones para la humanidad que no figuran en el jiliguines de los récords, lo que indica, una vez más, el jiliguinismo de este libro en el que aparecen las mayores carajotás del mundo.

Pero el siglo XXI trae sorpresas y acabo de descubrir que unos americanos han inventado el pelador de langostinos de tracción manual, es decir, que es capaz de liberar al bicho de su carcasa gracias a una manivela. Este hecho, digno de aparecer en el evangelio de San Lucas, lo he descubierto gracias a internet. En un blog, que es la evolución cibernética del cuaderno de acuadritos de toda la vida donde se apuntaban las cosas importantes, anunciaban la existencia de este hecho milagroso. Con nerviosismo pulse las teclas www.shrimpbutler.com y ante mi apareció la máquina que no sólo es capaz de pelar el bicho, incluida la cabeza, sino que le quita al langostino hasta la vena, según reza la publicidad escrita en riguroso lenguaje del hijo de Bush.

El pelagamba tiene una manivela, un orificio de entrada para el langostino con vena y otro de salida para el langostino ya pelado y desvenado. Para los torpes una animación muestra como el langostino entra por un lado y sale por el otro con un simple movimiento de manivela. No sé si este prodigio necesita electricidad, funciona a pilas o se autoalimenta con el coral de las cabezas del marisco, pero yo me imaginaba la que podía liarse en Romerijo pidiendo medio kilo de gambas blancas y en la mesa, ante el pasmo general, sacar el shrimpbutler y pelarlas con la misma rapidez con que hacen los picos en el horno de La Gloria. Sería una revolución en el mundo del gamboneo porque un papelón de langostinos podría ser consumido en 7,9 segundos en vez de los 10 minutos y dos cañas de Cruzcampo que se tarda ahora, sin contar el tiempo que se emplea luego en limpiarse los deos con el pañolito de aroma de limón.

Yo, que soñaba con que la dura tarea de pelar los langostinos sería solucionada por la ingeniería genética con la invención del bicho de cremallera y resulta que los americanos lo solucionan con una simple manivela desvenadora. Qué corte más grande.

El único problema del shrimpbutler es que no entendía ni papa de la página por lo que no pude averiguar en qué glorioso estado norteamericano habían inventado el pelagambas, aunque eso sí, lo envían a todos lados, incluido Paterna, lo que implica el desarrollo alcanzado por ese país que tanto admiran los gaviotos.

Pero claro con los americanos uno dura muy poco tiempo contento. Así pude ver que unas magníficas gambas peladas y desvenadas aparecían sumergidas en kechu, una horterada del mismo rango que un menudo con kiwis en vez de garbanzos. Estos tios jamás comprenderán que un langostino de Sanlúcar debe pelarse a mano porque no hay mejor colonia que un dedo índice oliendo a marisco. Que se vayan a la misma Francia las ô de toiletes.