El derecho a elegir una educación
Actualizado: GuardarSoy de esos padres que no pueden elegir libremente la educación que quiero para mi hijo. Mi familia es una de esas que no pueden ejercer el derecho fundamental a elegir la educación que deseo para mis hijos. En este país de políticos que se rasgan las vestiduras defendiendo la Constitución, este derecho se incumple a diario -y en el tema de la educación con mayor gravedad-, debido a la imposición de un modelo educativo único: la co-educación.
Como docente que fui no hace mucho, como lector y estudioso, más bien curioso en la materia, he llegado a la conclusión de que prefiero para mis hijos la educación diferenciada. Pero me encuentro con la oposición total de nuestros gobernantes, de hecho esta opción es injustamente criticada, sin ningún fundamento, por las más altas instancias del gobierno estatal y autonómico, ya que ellos presumen de que la educación diferenciada es discriminatoria y sexista. Es por eso que me gustaría explicar, con argumentos, por qué prefiero esta educación diferenciada. Según estudios realizados en países europeos, tener a los niños con los niños y a las niñas con las niñas, hasta determinada edad es beneficioso: resultados académicos más óptimos, mejor entendimiento entre sexos, ya que no se genera rivalidad, ambiente más relajado entre los alumnos, mayor facilidad para los docentes, menor conflictividad y violencia y verdadera igualdad de oportunidades. Las niñas son más inteligentes que los niños en edades infantiles. Aprenden a leer y a hablar con mayor rapidez y eso genera frustración, celos, envidia entre los chicos, que ven como ellos se quedan atrasados.
Pero tener a los niños separados de las niñas, a edades cortas, se tacha de anticuado y contrario a los tiempos y, sin embargo, en países como Suecia, Francia y Alemania, se han desarrollado pruebas y los resultados son espectaculares. Nuestra sociedad ha cambiado. Antes, además de los profesores y la familia, madres y padres, educaba la sociedad entera, en la que existía un respeto por los mayores, había una jerarquía y unos planes de vida, unos valores en los que existía consenso general.
Hoy es totalmente distinto, no existe esa implicación entre familia y profesores y por supuesto, la sociedad en la que vivimos, la del todo vale, -donde los corruptos son ejemplo para nuestros hijos-, está conduciendo a un panorama exento de valores. Lo pagaremos caro si seguimos por este camino. Entre tanto político falso, que no se atreve a llamar a las cosas por su nombre, por no ser tachado de políticamente incorrecto, no podemos elegir libremente el modelo de educación, sólo hay uno, el modelo diferenciado es minoritario y donde existe es privado y caro, no está al alcance de cualquiera. Si no puedo elegir un sistema educativo para mis hijos, entiendo que no vivimos en democracia.
Ángel Gómez de la Torre. Puerto Real