Cannes revisa los atentados del 11-S
Gérard Depardieu debuta como cantante en la película 'Quans j'etais chanteur'
Actualizado: GuardarCannes estrenó ayer, fuera de concurso, United 93, la reconstrucción del vuelvo del boeing de United Airlines que había partido de Nueva York hacia San Francisco y que, secuestrado por el mismo grupo terrorista yihadista responsable del 11-S, no logró su objetivo de estrellarse contra la la Casa Blanca. Dirigida por el británico Paul Greengrass y protagonizada por Opal Alladin, Alan Basche y Starla Benford, trata de reconstruir lo ocurrido en aquel vuelo, que cayó sobre un campo despoblado de Pennsylvania al parecer porque los pasajeros intentaron reducir a los terroristas.
Si Oliver Stone presentó el pasado lunes 20 minutos de World Trade Centre, la tragedia verídica de dos policías atrapados bajo las Torres Gemelas el 11-S, el británico reconstruye la historia del avión destinado a ser estrellado contra la Casa Blanca. Con una narración próxima a la de un telefilme, la película, la primera no documental realizada sobre los acontecimientos del 11 de septiembre, alterna la historia del vuelo con lo ocurrido en la torre de control del aeropuerto JFK de Nueva York y en el centro de defensa aérea militar del área de Nueva York y Boston.
Salvo los primeros minutos, que muestra cómo los terroristas rezan y se preparan para la acción que iban a cometer, la película se desarrolla en tiempo real. La acción salta del interior del avión al centro de control aéreo o a la defensa militar. Pese a que el desenlace es conocido, el filme, por su montaje en paralelo y su ritmo eficaz, mantiene la tensión del espectador en todo momento.
Hechos reales
Todos los personajes, tanto pasajeros y tripulantes del avión como autoridades aéreas civiles y militares, se corresponden con seres reales. La mayoría de las conversaciones en el interior de la cabina de avión o las que los pasajeros mantuvieron por teléfono con sus seres queridos están basadas en datos reales. El filme pone el acento en la descoordinación entre civiles y militares y en la lenta actuación de estos últimos, e insinúa que, si hubiesen actuado desde el primer instante, parte de la tragedia se podía haber evitado. El final de la película se centra únicamente en la rebelión del pasaje.
Greengrass, autor también del guión y que ya había llevado a la pantalla grande el Bloody Sunday que sacudió Irlanda del Norte hace décadas, comentó que «antes de escribir llevé a cabo un estudio de los 33 pasajeros de aquel vuelo y, en función de sus personalidades, deduje cómo pudieron ocurrir los acontecimientos».
«Sabemos quién inició la revuelta contra los piratas aéreos y quienes le secundaron, personas deportivas y extrovertidas, muy dotadas para la acción», señala el director, que explicó que «lo que he hecho ha sido reconstruir un puzzle, no sólo sobre lo ocurrido en el interior de la cabina del avión, sino también con las actuaciones de las autoridades aéreas y militares, he manejado muchos documentos para armar esta cinta».
Historia para Depardieu
En competición, y a falta de las dos últimas películas que se conocerán hoy, sigue sin aparecer un rival de Pedro Almodóvar y Alejandro González Iñárritu, que con Volver y Babe' son los grandes favoritos. La película francesa Quand j'étais chanteur, presentada ayer, es un apenas correcto melodrama en torno a un cantante que se dedica a versionar baladas famosas en pequeños locales y salas de fiestas.
Dirigida por Xavier Giannoli, está protagonizada por Gérard Depardieu y Cécile de France. Los actores son lo mejor del filme y cabe reseñar que Depardieu canta temas de Serge Gainsbourg o Christophe y no lo hace nada mal. «Escribí el guión pensando en Depardieu, pensé que era mejor contar con él que con una estrella de la canción para interpretar el personaje», aseguró el director.
Según Giannoli, trabajar con Depardieu «ha sido tener a una superestrella, pero sobre todo a un actor, en el rodaje he tenido mucha complicidad con él». La película, que toma el título del filme de una de las canciones que interpreta el personaje protagonista, fue aplaudida con moderación por los espectadores, que acompañaron con las palmas el tema final.
Un filme luso
La película portuguesa Juventud en marcha, de Pedro Costa (no confundir con el director y productor español del mismo nombre), es una historia de dos horas y media en la que apenas pasa nada. Rodada a base de largos planos fijos, toda en interiores, sin el menor movimiento de cámara, se podría decir que Costa sigue la estética de su compatriota Manoel de Oliveira, pero la multiplica por diez.
El filme muestra a un septuagenario que, en lo que se supone un suburbio de Lisboa, es abandonado por su esposa y decide buscar a su hijo. La película provocó una amplia desbandada de espectadores, aunque los muy escasos que llegaron hasta al final la ovacionaron con pasión.
A dos días del final, solo quedan por ver dos películas hispanas: la argentina Crónica de una fuga y la hispano mexicana El laberinto del fauno, de Guillermo del Toro. Sea o no Volver la Palma de Oro, como pronostica todo el mundo, no hay duda de que el Cannes de 2006 habla español por todas partes.