El Senado de Estados Unidos aprueba una ley de inmigración que refuerza las fronteras
Actualizado: GuardarTras limitar a treinta horas adicionales el pasional debate sobre la reforma de inmigración planteada en Estados Unidos, el Senado federal ha llegado finalmente a un acuerdo legislativo con suficiente respaldo entre republicanos y demócratas como para combinar un mayor esfuerzo de seguridad fronteriza, un nuevo programa para la entrada de trabajadores temporales y una ruta para que millones de inmigrantes ilegales puedan eventualmente regularizar su precaria situación.
El feroz debate en la Cámara Alta ha tenido que superar continuas enmiendas restrictivas como las del senador Jeff Sessions, republicano de Alabama, quien argumentó sobre un aumento pernicioso en el déficit federal al abrir las puertas para que millones de sin papeles puedan acceder a una serie de prestaciones sociales con un coste adicional de hasta 39. 200 millones de euros al año. Teorías que han sido finalmente derrotadas por una mayoría bipartidista encabezada por figuras visibles como los senadores John McCain y Edward Kennedy, quién no ha dudado en calificar la reforma de inmigración como una de las decisiones más trascendentales para el futuro del gigante americano.
Batalla
Con todo, el consenso logrado por el Senado federal no es más que el principio de una batalla adicional y todavía más complicada. Ya que, dentro del sistema legislativo bicameral de Estados Unidos, el texto legislativo de la Cámara Alta debe ser conciliado con la versión aprobada el pasado diciembre por la Cámara Baja. Una alternativa mucho más dura que criminaliza tanto a los inmigrantes ilegales como a las personas que los ayudan, sin contemplar una vía para regularizar a los más de doce millones de inmigrantes ilegales acumulados por la mayor economía del mundo desde la amnistía otorgada en los años ochenta por la Administración Reagan.
Aunque la versión del Senado cuenta con el respaldo de la Casa Blanca, miembros conservadores de la Cámara Baja reiteraron esta semana de nuevo su oposición ante lo que consideran como una ilegítima recompensa para los sin papeles. De poco parece haber servido la reiterada mediación de Karl Rove, gurú electoral de Bush, ahora encargado de dirigir la estrategia del Partido Republicano de cara a los comicios legislativos de noviembre. Calendario electoral que está complicando sobre manera las perspectivas de la mayor reforma de inmigración en 20 años.