CUARTO DE PALABRAS

La venganza de la idea

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Jardines de la residencia del otrora gobernador. Se levanta un pabellón. Entra gente a mogollón. Se deleitan o abominan escuchando las pamplinas que en la puerta de la carpa el Koala toca al arpa: Opá, yo viacé un puente, pa muchos coche...

Ha casi 200 años, (ah, y uno más de Trafalgar). En la patria del levante el telón ya se levanta, dieron comienzo los fastos (y aunque faltara la fanta, no se reparara en gastos) que llevan a 2012. No caben en sí de goce. Más, qué feroce, hay roce, un sólo puente y dos voces: La una, doña Álvarez (de Magdala), ministra aqueste momento de lo que es el Fomento que fomenta el tal evento que Don Cascos impulsara, y cuyo título ahora ostenta (la Impulsadora) Doña Teo, la otra.

En este abyecto trayecto nunca abandonó el proyecto. Pero por Dios (hala), que siendo la de Magdala la que Fomento fomente, fomenta el segundo puente y se ha traído la pala («Pala la primera piedra»). A Doña Teo le resbala, dice. Dicen otros, «Miente, que nunca le hizo ascos y no sólo tenía pala que tenía hasta un casco que Cascos le regalara». Pero era otro momento (Don Cascos era Fomento y ya no fomenta nada).

Doña Álvarez explica con despliegue multimedia (Doña Teo se hace la tedia y por tediar no replica). Verbigracia en la pantalla aparece... ¿una playa? ¿Que la retiren, de facto! (es cosa de Don Román, pero eso es otro acto). ¿Vicente, el puente! (son los nervios del directo), y en un pis pas el proyecto, del puente, se hace presente y delante de la gente bascula al segundo puente y el puente al segundo, oscila. Doña Teo sale del tedio y a Doña Álvarez mira (tente, aguanta), su mirada la fusila (¿por qué no habrán puesto fanta?, ¿por qué no habrán puesto tila?). Doña Teo se levanta (o mejor, Burbón, de Atlanta, que su vestido me espanta. -Qué feo- di para sí Doña Teo), y en un su gesto altanero va y saluda al ingeniero, «Hola, Manterola», «Hola, Impulsadora», «¿Cambió usted mi proyecto?», «Su proyecto yo cambié», «¿Basculó usted mi puente?», «A su puente basculé. Y adiós, Doña Teo», «Adiós, Don Javier».

La idea de Doña Teo, será que Dios lo dispuso, en un carposo discurso, en un pulso, en un momento, pasó de fomento a impulso, de impulso pasó a Fomento.

Cuentan que así ocurrió, créalo (o no lo crea), la venganza está servida... La venganza de la idea.