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Un empresario asegura haber sido presionado por los organizadores de la fiesta de los Beckham

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Un empresario británico, que se gastó la friolera de 150.000 euros en dos entradas para la fiesta benéfica que celebró el domingo el matrimonio Beckham con motivo del Mundial de Alemania, decidió finalmente quedarse en casa, humillado por el trato que dice haber recibido, informó ayer el diario The Independent. El propietario de las salas de fiesta Dave West había conseguido las entradas tras pujar en una subasta. Días antes de celebrarse la fiesta, organizada por el futbolista David Beckham y su esposa, Victoria, en su mansión de Hertfordshire, al norte de Londres, recibió una serie de instrucciones que, según afirma, le llevaron a renunciar.

West asegura que empleados del «entorno de Beckham» le dijeron que debía firmar un acuerdo de confidencialidad, le prohibieron repartir tarjetas de visita y llevar su móvil o una cámara. El empresario insiste en que parecía que le estaban «haciendo un favor» y que esta actitud le llevó a «sentirse no bien recibido», por lo que decidió no ir. Aún así no cree que el matrimonio esté detrás de esta acción. / EFE