![](/cadiz/pg060524/prensa/fotos/200605/24/031D3CA-AND-P4_1.jpg)
«Esta reforma cuenta con el rechazo del 40 por ciento del Parlamento»
Sanz se refirió poco al contenido del texto para atacar directamente a Chaves
Actualizado: GuardarAntonio Sanz cumplió a la perfección con el trabajo que tenía previsto hacer en Madrid: Poner en duda la legitimidad de un Estatuto que cuenta con el rechazo del 40 % del Parlamento andaluz, en la misma tribuna en la que el presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, dijo que ninguna reforma estatutaria debería nacer con más de un 30 % de oposición.
Sanz habló muy poco del contenido del texto que ayer se sometía a consideración de las Cortes y atacó mucho al PSOE y, sobre todo, al presidente Manuel Chaves al que responsabilizó del fracaso que, a su juicio, supone no contar con un consenso entre las cuatro fuerzas políticas. El PP le achaca, además, no haber tenido ni la visión de Estado necesaria, ni la responsabilidad política necesarias para sacar adelante una Ley tan importante para Andalucía. «Es, sencillamente, un error histórico», glosó Sanz. Esta equivocación supondría pasar del Estatuto del consenso y de la unidad, que, a su juicio, es la realidad que ha supuesto el Estatuto de Carmona -vigente en la actualidad-, al Estatuto de la división y de la discordia que se presentó ayer en la Cámara Baja.
Momento de la ruptura
El PP también tiene se refiere a un momento concreto de los trabajos de la ponencia en los que se dio un giro total a la negociación y supuso el principio del fin del consenso. Sanz lo sitúa en el día en que el PSOE presentó 130 enmiendas a su propia propuesta de Ley -en el mes de abril-.
Sanz mantiene que este movimiento desvirtuó el espíritu inicial de la reforma, para transformarla en una réplica artificial de otros articulados como el catalán que, a juicio del PP, son perjudiciales para Andalucía e incompatibles en el marco común de una nación española.
Reprochó a Chaves, asimismo, haber escogido un camino distinto al de de erigirse en contrapeso a las pretensiones insolidarias y rupturistas: «El camino del seguidismo acomplejado y la imitación».