
La marcha de las ausencias
Unas 2.000 personas secundaron la tradicional Marcha a Rota a favor de la supresión de las bases militares norteamericanas
Actualizado: GuardarCasi 2.000 personas corearon ayer un incansable canto de protesta en favor de la paz que se repite cada año con una única intención: el cierre de las Bases norteamericanas de Morón y Rota. Bajo el ya tradicional OTAN no, Bases fuera, unas 2.000 personas secundaron la XXI edición de la Marcha a Rota convirtiendo su discurrir en los alrededores del recinto militar en una constante muestra de ese anhelado pacifismo que les hizo reivindicarse por primera vez en 1975.
Un sofocante sol de mediodía calentaba con fuerza cuando los manifestantes comenzaron a congregarse en el cementerio de la localidad. Autobuses procedentes de varios puntos de Andalucía trasportaron a los integrantes de los colectivos organizadores del evento hasta el camposanto roteño.
Pasadas las doce, la comitiva se dispuso a emprender su camino guiada por una pancarta que rezaba Andalucía: tierra de paz. Las canciones reivindicativas no se hicieron esperar. Los manifestantes coreaban al unísono un amplio repertorio de temas de autor mientras ondeaban las banderas de sus distintos grupos sociales o partidos políticos.
La muchedumbre comenzaba a rodear la alambrada de la Base Naval precedidos por el coordinador general de Izquierda Unida, Diego Valderas. «Para nosotros es muy importante poder realizar esta manifestación junto al recinto militar, no en El Puerto como se hacía antes», explicaba Loles Cervantes, portavoz local de este grupo político, quien destacaba que esta nueva ubicación «permite que los manifestantes sean verdaderamente conscientes de lo que supone convivir con una instalación de estas características».
Terminado su peregrinar por la carretera paralela al recinto militar, la manifestación se desvió para adentrarse en el pueblo por la Avenida de la Libertad. Desde allí callejearon hasta instalarse en la explanada de Renfe, solar cercano a las dependencias marciales. Allí, el poeta Juan Rincón leyó un emotivo manifiesto compuesto para la ocasión, al que los asistentes respondieron con un efusivo aplauso. Posteriormente, miembros de la Vía Democrática de Marruecos y los representantes del Consejo de Paz de Portugal pronunciaron algunas palabras para cerrar la celebrada intervención de Rincón.
Mensaje a los dirigentes
El acto finalizó con la entrega del citado manifiesto al brigada de Infantería de Marina que custodiaba la puerta del control de la Base Naval. «Esperamos que haga llegar este escrito tanto el presidente Bush como a Zapatero», indicó al oficial Antonio Criado, portavoz andaluz de la Marcha. «Ha sido una experiencia preciosa, se ha vivido un ambiente estupendo, nunca olvidaré este día» comentaba Marta, una joven sevillana que acudió a la Marcha por primera vez.
Apoyo desde la distancia
Este ambiente pacifista y reivindicativo no fue el único protagonista de la jornada. Las ausencias de determinadas personalidades políticas y sociales cuyas presencias estaban previstas y confirmadas marcaron también la XXI edición de la Marcha a Rota.
El coordinador general de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, no acudió porque le surgió un acto de relevancia en Madrid aunque, según Valderas, «ha manifestado su total apoyo y solidaridad a sus compañeros».
Asimismo, los familiares de José Couso, periodista fallecido en Irak, tampoco pudieron sumarse a la manifestación por un retraso de dos horas de su vuelo, aunque se han comprometido a presentar en Rota el libro La mirada molesta, escrito por David Couso, en el que relata las experiencias de la familia a raíz de la muerte de su hermano y el sufrimiento provocado por la falta de interés de las autoridades competentes ante su dolor.
Al mismo tiempo, el periodista Juan José Téllez, encargado de elaborar y leer el manifiesto escrito que se entregó a los militares de la Base, sufrió un contratiempo de última hora que impidió su asistencia.