Tribuna

En el mar está la clave

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La fecha, un símbolo para Cádiz y la provincia; símbolo de una realidad nueva a la que debemos aspirar y para ello hay no sólo que tratar de pensar con grandes ideas, también creérselas y ponerse a trabajar en unos proyectos en los que el mar juega el papel de motor presente y natural para una ciudad que nunca ha dejado de vivir de cara a la mar. Pero para 2012 el reto es convertir a la ciudad de Cádiz en una puerta de entrada y salida de riqueza para la provincia, adaptando su entorno urbano y natural para ello. Los mimbres están: un puerto, una zona franca, unos astilleros. Faltan edificios tecnológicos-administrativos para la actividad terciaria y las dos vías rápidas de comunicación con el continente por carretera y ferrocarril. Cádiz acabará asombrándose al reconocerse como una ciudad que no está terminada. Queda mucho por hacer, si es que todos los colectivos de la sociedad apostamos por la ambición para explotar racionalmente nuestros recursos, que no son escasos precisamente en la provincia.

Debemos dejar atrás las lamentaciones que han sido portada de prensa con asiduidad para lamer heridas que han de pasar al recuerdo y usar de lo que ya disponemos para profundizar en un nuevo modelo productivo, que ha de potenciar los factores que elevan el valor añadido de la producción y la competencia entre empresas, mejorando la calidad de los empleos en base a la formación de los ciudadanos e invirtiendo en tecnología.

Tenemos los mimbres, pero hay que tejer un nuevo canasto para el siglo recién comenzado. Mimbres que pasan por unos astilleros modernos. Las flotas van a seguir renovándose para cubrir las necesidades del comercio mundial, con buques con menor coste energético, más seguros y respetuosos con el equilibrio ecológico de los caminos sobre los que navegan. Pasan por una zona franca dinámica, bien gestionada y que actúe de incentivo económico. Pasan por un puerto en la Bahía de Cádiz que sirva de auténtica puerta para entrar y salir, ya que está ubicado en un enclave estratégico entre el Mediterráneo y el Atlántico, como ya lo supieron nuestros ancestros y este punto sigue siendo vital. El nuevo cesto tendrá que ser tejido planificando y gestionando adecuadamente los recursos públicos.

Se está sorprendiendo el gaditano al ir descubriendo que su ciudad no está tan terminada como creía, que es cuestión de imaginar y trabajar con proyectos. El reto está en el sector terciario, para el que la ciudad no ofrece la infraestructura que demanda la sociedad de la comunicación y la información, redes de suministros de energía, de comunicaciones, para edificios administrativos y empresas tecnológicas. Hay mucha tarea pendiente e innovadora por delante y el bicentenario de nuestra primera Constitución de la modernidad debe ser acicate.

Sin dejar de presionar por parte de todos los agentes sociales para que el segundo puente, la mejora de los accesos por carretera y la llegada de la alta velocidad por ferrocarril a toda la bahía sean objetivos políticos prioritarios para las administraciones, quienes tienen asumida esta responsabilidad. Como la de seguir mejorando la red viaria provincial, en la conexión entre las dos bahías y con la Sierra de Cádiz, que están permitiendo y posibilitarán aún más en el futuro la creación de nuevos polígonos industriales y áreas de servicios estratégicamente ubicados en distintos núcleos del Campo de Gibraltar, en la conexión por carretera entre Jerez y los Barrios y en la campiña jerezana.

La provincia de Cádiz no anda escasa en recursos, ni naturales ni industriales. Recursos que hay que desarrollar en unos casos y potenciar en otros, como son los generados por la industria naval, la aeronáutica, la automovilística. Hay que volcarse en desarrollar los que proceden del sector primario, de las transformaciones de los productos agrícolas y, también, de lo que nos propone la propia naturaleza para su explotación como energía, tan necesaria como costosa de obtener en las sociedades del presente.

Embarcados en el esfuerzo colectivo de conmemorar los 200 años de la primera Constitución española, la Pepa, merece la pena trabajar en estos grandes proyectos con ilusión, aparcando las rencillas partidistas y localistas, que tan sólo alimentan titulares de prensa que pasan al día siguiente al oscuro cajón de las hemerotecas. El bicentenario debe ser una conmemoración para la ciudad de Cádiz, de San Fernando, y una estrategia de desarrollo provincial.