Taquillazo
Actualizado: GuardarY se sabe que es matemáticamente imposible el fracaso comercial de El código Da Vinci. Hasta el punto de que sus productores han renunciado a un anuncio millonario en la retransmisión de la Super Bowl y a una portada en la revista Time, lo cual es casi como menospreciar un premio gordo de la lotería o un regalo de muchos ceros.
Obviamente, la razón de semejante confianza no sólo está en las ventas millonarias de la novela que da título a la película, sino también en un producto cinematográfico diseñado para triunfar en la recaudación. Fíjense, por ejemplo, en la apuesta sobre seguro que supone la dirección de Ron Howard, ganador de un Oscar, y la presencia estelar de Tom Hanks, un nombre con reclamo evidente para las taquillas de todo el mundo. Además, El código Da Vinci es también un blockbuster por la dimensión financiera de su presupuesto, algo necesario cuando se piensa obtener entre 70 y 100 millones de dólares por taquilla en el primer fin de semana tras su estreno en Estados Unidos.
Incluso, puestos a sumar más activos en el éxito garantizado de una película ciertamente previsible, tampoco se debe olvidar que la posible controversia religiosa juega en su favor, sobre todo si sale alguien condenando la cinta o pidiendo su boicot por las alusiones a ciertos conspiradores católicos. Un taquillazo seguro, en fin, a pesar del fiasco cinematográfico que ha supuesto.