ESTROPICIO. La aula del José de la Vega quedó dañada.
Chiclana

Terapia pedagógica para un incendio

Tras el incendio del colegio José de la Vega, los profesores deberán explicar lo sucedido a los pequeños de una manera didáctica

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Tras la desagradable estampa que se encontraron el lunes los niños del colegio José de la Vega cuando vieron como una de sus aulas había quedado totalmente destrozada debido a un incendio provocado por un grupo de vándalos, ahora viene la parte pedagógica y psicológica de unos profesores que tienen que explicar de manera didáctica lo ocurrido a niños de apenas tres años de edad.

¿Y cómo le dices a un pequeño que sus juguetes están totalmente calcinados o que sus libros donde pinta y aprende a escribir han quedado hechos chamusquina? Pues es algo que surge de dentro del docente y cada uno tiene su manera de explicarlo.

Gema y María Carmen todavía no han contemplado esta situación ya que su principal preocupación es restablecer cuanto antes las clases y trasladar todo lo que todavía tiene alguna utilidad hasta la biblioteca para reiniciar la enseñanza.

A pesar de ello, el director del centro, Manuel Barleta, no cree que haya ningún trauma ya que «los pequeños no están muy atentos a lo ocurrido y es como si no fuera con ello», aunque algunos como destaca Gema «sí han preguntado qué ha pasado e incluso han sentido miedo».

Una situación similar fue la ocurrida en el colegio Atlántida a mediados del mes de octubre del pasado año. Pocas semanas después de haber iniciado el curso, un grupo de vándalos ex alumnos del centro asaltaron la zona de preescolar y destrozados cuatro aulas, llegando incluso a realizar actos más que deleznables como orinar en la ropa de clase de los pequeños.

Francisco Arias, director del centro, recuerda como «la maestra de estos pequeños hizo un cuento con un lenguaje especial para que comprendieran en la medida de sus posibilidades lo ocurrido», y añade que «el primer día varios docentes nos quedamos con los niños mientras las madres recogían sus enseres». Son distintas maneras de dar a entender a los más pequeños la sin razón de un acto violentos por otros jóvenes que incluso pueden convivir con ellos durante el horario escolar o dentro del mismo barrio.