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Las grandes cadenas de perfumerías ganan el pulso a las droguerías tradicionales
Decenas de comercios han cerrado en los últimos años La presencia de firmas nacionales es cada vez más habitual
Actualizado: GuardarNo sólo las grandes firmas de textil y zapatería están provocando el cierre de los pequeños comercios. La llegada de las grandes cadenas de perfumerías y droguerías también están obligado a los tenderos a echar el cierre a sus negocios abiertos durante décadas. En los últimos años, varias empresas han buscado un espacio en la ciudad para buscar sus comercios. Algunas de estas perfumerías, hoy convertidas en grandes cadenas, han nacido en la provincia (Aloha). Otras, sin embargo, tienen carácter nacional o multinacional.
Las firmas multinacionales son las que han apostado por Cádiz y han pagado alquileres desorbitados por establecerse en los mejores locales. Así, la perfumería instalada en la plaza del Palillero en la confluencia con la calle Novena (Bodybell), ha ido creciendo en ventas desde su inauguración. Desde la empresa aseguran que «están ubicados en un lugar estratégico y al final conseguimos que todos los potenciales consumidores, compren).
Mariounnaud y Super son otras de las firmas que se han asentado. La primera, de origen francés, tiene dos tiendas en la ciudad (en la calle Columela y en la plaza de las Flores). La segunda se ha distribuido entre el casco histórico y Puerta Tierra. Azahar, aunque con menos presencia, también ha conseguido mantener una clientela fija.
Productos
En estas tiendas, el cliente puede comprar desde el papel higiénico hasta una barra de labios de alta cosmética. «Son como las droguerías antiguas pero con mejor presencia», comenta Pablo García, propietario durante treinta años de una droguería y perfumería.
En su pequeña tienda del Mentidero ha logrado subsistir hasta que las ventas bajaron tanto «que incluso me asusté. Alquilé el local y ahora vivo una jubilación muy especial». Pablo García recuerda como muchas «jóvenes gaditanas conseguían sus primeros trabajos en las droguerías. Allí vendían todo tipo de productos. Muchas pasaban después a los supermercados y otras muchas se casaban y dejaban de trabajar».
Sin embargo, y según los propietarios de las perfumerías y de droguerías «en estos comercios se pierde la atención personal. Sólo que el cliente, en su mayoría mujer, adquiera productos de alta cosmética, las dependientas no aconsejan a los consumidores».
Facilidades
Pero estas cadenas tienen, como principal atractivo, el precio y la «fidelidad». Los productos suelen estar al precio mínimo garantizado. Estas firmas ofrecen a los clientes una tarjeta con la que pueden conseguir descuentos inmediatos o vales por un determinado valor. Cuanto más lo use el cliente, más dinero acumula y más descuento recibe, además de las promociones y los regalos.
Los pequeños comercios no ha podido competir, y muchos han cerrado porque han quedado obsoletos. Los tenderos reconocen que «ya muy pocos iban a una droguería a comprar agua oxigenada o alcohol. Ahora, todos estos productos, los encuentra el cliente el el supermercado en las grandes perfumerías a mejor precio y con regalo».