TENSIÓN. Martínez Pujalte protagonizó la mayor bronca que se recuerda en el Congreso. / EFE
ESPAÑA

Marín expulsa del Pleno al portavoz adjunto del PP en medio de una monumental bronca

La salida obligada de Martínez Pujalte tras desoír tres llamadas al orden del presidente del Congreso constituye un hecho sin precedentes en la historia de la democracia El diputado pidió a gritos la dimisión de Alonso por el arresto de dos militantes populares

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Se veía venir. El PP aprovechó el primer debate con el ministro de Defensa en un pleno del Congreso para organizar una bronca histórica y reclamar su dimisión por la detención ilegal de dos militantes populares en su anterior etapa al frente de Interior. Hubo gritos, gestos groseros, insultos aislados y, por primera vez en democracia, fue expulsado un diputado, el portavoz adjunto del PP, Vicente Martínez Pujalte.

El hoy titular de Defensa acudió al Congreso a pedir el apoyo de los grupos parlamentarios a la decisión del Gobierno de aumentar el contingente militar de Afganistán, pero su intervención fue boicoteada desde los escaños del PP, con gritos y algunos insultos que impidieron que se escuchase al ministro.

Fue una bronca que no recuerdan ni los más veteranos del palacio de la carrera de San Jerónimo. Comenzó poco antes de que Alonso subiera a la tribuna, con una llamada al orden del presidente del Congreso, Manuel Marín, a Martínez Pujalte por chillar «¿Alonso dimite!». «¿Me vas a detener?», contestó socarrón el diputado popular a la amonestación.

Un rosario de avisos

A partir de ahí la situación degeneró en un rosario de avisos del presidente y contestaciones del parlamentario, que desafió a Marín con «llamar a la policía». «¿Que me echen!», exclamó. A la tercera, Marín expulsó al diputado rebelde.

En ese momento, el portavoz parlamentario del PP, Eduardo Zaplana, trató de interceder en su favor ante el presidente, pero Marín ignoró sus peticiones. El presidente del Congreso leyó los artículos del reglamento que describen los supuestos para expulsar a un parlamentario por cuestiones de orden. Martínez Pujalte abandonó la Cámara, después de hacer dos reverencias burlescas -una a los socialistas y otra a Marín- entre exclamaciones de «¿esto es una vergüenza!», «¿no hay derecho!», y aplausos de sus compañeros de grupo. Zaplana anunció que el PP pedirá la reprobación del presidente del Congreso por considerar su decisión «arbitraria» y «una desproporción absoluta». Marín, a su vez, se reservó la posibilidad de impedir a Martínez Pujalte la participación en el próximo pleno.

La tensión en la Cámara, lejos de reducirse, aumentó varios grados con la subida a la tribuna de oradores del ministro de Defensa, que se produjo entre gritos de «¿dimisión!» «¿libertad!» desde los escaños del PP. Alonso, al ver que no podía iniciar su intervención, echó más leña al fuego y dijo que «ésta es la España que quiere el PP, la del enfrentamiento, la de la manipulación del Parlamento. Nada nuevo en su estilo».

El titular de Defensa tuvo que hablar ante un pleno en el que la mitad de los diputados boicoteaban su intervención y la otra mitad, los que estaban interesados en su alocución, no podían oírla. Desde las bancadas populares llegaron incluso a oírse algunos gritos de «¿fascista!», palmadas y golpes para acompañar las reclamaciones de cese. Alonso habló durante 10 ó 15 minutos sin que le escucharan.

Al término de su discurso, el ministro fue ovacionado por sus compañeros -entre los que estaban la vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, y el ministro José Montilla-. Entre los parlamentarios populares había también algunas caras largas, de aquellos que eran conscientes del espectáculo que daba su grupo en esos momentos en el Congreso.

Después llegó la intervención del portavoz del PP, Eduardo Zaplana, quien dedicó la mitad de su alegato a atacar a Alonso, entre aplausos de los suyos. La tensión se prolongó hasta el final, con mutuos reproches del PP y PSOE, que al final se atribuyeron mutuamente insultos y gestos obscenos.