HERMANDAD. El equipo que lleva la caseta.
La Feria tiene su historia. Y parte de esta historia es gracias a quienes no han cejado en el empeño de mantener la propiedad de lo que es esta fiesta. La mejor celebración que tiene el pópulo a lo largo del año.

Los Gallos, un combate diario sin barreras

En la caseta 86, cualquiera que pase de los treinta tiene el lugar ideal para encontrarse con los amigos, y consigo mismo

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La caseta de Los Gallos se montó hace cuarenta y siete años para celebrar un bautizo. Fue el padre de la criatura, José González Barea a quien se le ocurrió la idea de instalar un seis por doce para festejar la llegada al mundo de Marianela. Desde entonces medio Jerez, por no decir todo, ha pasado por esta garita.

Pepe El Gallo, uno de los nueve hermanos de aquella familia fue el instigador. Hoy día, su nieto, Adolfo González Hernández, el Fofo, asume la responsabilidad se demostrar que la Feria de Jerez sigue teniendo lo que tiene que tener.

Con los Durán -Pablito y Carlos-, asumió la dirección de este emblemático lugar en el Real del Hontoria hace diecisiete años, tomando el relevo del ancestro, y que cuenta este año con el buen hacer de Ángel Camacho en la cocina; maestro de los fogones de Jerez y del invento.

Para Adolfo, la «Feria de Jerez es demasiado larga». «Se termina muy cansando, ya que la Feria es muy larga. Deberían de inaugurar el alumbrado el lunes por la noche, como en Sevilla, y así tener más tiempo para planificar el trabajo, y trabajar lo menos posible en esta semana».

Según el Fofo, que ha contando este año con la Trocha para llevar el servicio y la trastienda de Los Gallos, «debería de volver el lunes de resaca, y que el Ayuntamiento tuviera en cuenta qué casetas son dirigidas por sus propietarios, ya que al ser la mayoría arrendadas los precios suben una barbaridad y eso hace que la mayoría de la gente no entre en las casetas» y que la Feria se convierta en un puro negocio, cuando hay otras cosas más. «Es de vergüenza que un domingo de Feria a las cuatro de la tarde hayan casetas cerradas», dice.

Buenos mariscos y pescados, pero sobre todo, aquél que haya pasado de los treinta años disfrutará del Real desde el día hasta la noche.