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El pago de la hipoteca absorbe ya el 70% de los ingresos anuales de los gaditanos

Los hogares de la provincia tienen una renta por persona de 9.010 euros y la amortización anual de este préstamo supera los 6.000 euros El gasto en vivienda, comida y transporte deja poco margen para el ocio

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El ladrillo ahoga cada vez más a las economías domésticas y deja poco margen para los gastos extraordinarios en ocio y cultura. El encarecimiento de la vivienda, que ha sido especialmente fuerte en la provincia desde el año 2000, ha colocado el importe medio de las hipotecas de los gaditanos en 123.000 euros. Esta cantidad duplica la que se manejaba en el mercado inmobiliario hace sólo cinco años y ha abierto una brecha con las rentas de que disponen los hogares. Según el último estudio del Instituto Nacional de Estadística, los hogares de Cádiz cuentan con unos ingresos por persona de 9.076 euros, un 76% del valor medio que disfruta la media de los españoles. Este escaso poder económico es el menor del país junto a los de Extremadura y otras provincias andaluzas como Córdoba o Jaén y sitúa a Cádiz en una posición desventajosa ante el boom inmobiliario que ha padecido, con mayor o menor intensidad, todo el mercado nacional.

Tomando como referencia el último índice Euríbor, que ronda el 3,5%, y un plazo de contratación de hipotecas a 30 años, el más demandado, los gaditanos deben afrontar el pago de una cuota mensual que supera los 550 euros y que supone, anualmente, un desembolso de más de 6.600 euros. De acuerdo esta proyección, el pago del préstamo a la compra de una vivienda absorbe ya más del 70% de la renta per capita de Cádiz y, con ello, agudiza el endeudamiento de los hogares más allá del límite aconsejado.

Esta comparativa entre los ingresos medios y los precios del ladrillo evidencia la gran dificultad, casi imposibilidad, de acceder al mercado inmobiliario con una sola fuente de ingresos y la necesidad de recurrir a altos niveles de financiación para poder iniciar la inversión.

Este desequilibrio se ha agudizado además debido a la larga duración del periodo de auge inmobiliario, que aún se mantiene muy vivo con crecimientos anuales del valor de los pisos superiores al 10%. Así, mientras que la riqueza de los gaditanos aumentó un 17% entre los años 2000 y 2003, ligeramente por debajo de la evolución andaluza, los pisos incrementaron su precio un 50% al pasar de los 56.020 euros que suponía un préstamo medio en el año 2000 a los casi 84.000 que alcanzaron cuatro años después.

Distribución

Esta disparidad ha generado un irremediable cambio en las economías domésticas, que deben dedicar más de un tercio de los ingresos totales a sufragar la compra de una casa y su equipamiento y mantenimiento, según la Encuesta Continua de Presupuestos Familiares que realiza trimestral y anualmente el INE.

Esta inversión es la principal de los hogares gaditanos y, en general, andaluces, ya que dedican a este fin más del 35% de su gasto anual, fijado en una media de 20.795 euros. Esta fuerte desembolso obliga a reducir aquellos «secundarios» relacionados con el tiempo libre, puesto que también hay que dejar margen para la alimentación, que es el segundo gran grupo de consumo de las casas porque se lleva el 18,9% del presupuesto.

Después de eliminar estos pagos principales que, junto al transporte (9,7%), son comunes a todos los españoles, los andaluces se diferencian del resto de sus vecinos porque reservan más dinero para el consumo en hoteles, cafés y restaurantes. El gasto en hostelería supera el 10% del presupuesto familiar, el mayor nivel del país y muy por delante de otras Comunidades menos amantes del tapeo y la comida fue de casa como las islas, que contienen más este gasto y lo dejan en torno al 7,5% del total.

En contrapartida, la Comunidad también destaca, en este caso de forma negativa, por ser la que menos reserva del presupuesto famliar al ocio, los espectáculos y la cultura: sólo un 5,2%, que equivale a una media anual de 340 euros, mientras que las compras de vestido y calzado llegan a los 500 euros y representan el 7,6%, en la línea del resto de españoles.

Tamaño

Esta distribución del gasto es la media de los hogares andaluces, que están formados por 3,2 miembros, según la última contabilidad del INE. Sin embargo, este reparto cambia en función del tamaño de la unidad familiar y, por ejemplo, el coste de la vivienda y de su mantenimiento llega a suponer por sí solo el 52% en el caso de casas con un único miembro. Este fuerte desembolso relega la barra del bar a un mínimo 5,5% (casi cuatro puntos menos que la media) y la cultura y la enseñanza a un 4,8%.

En el caso opuesto de grandes unidades familiares, el transporte es uno de los costes que más se encarece respecto a la media y en circunstancias de seis o más miembros pasa del 9% al 14%. Estos hogares son, además, los que más holgura dan al bolsillo en hoteles, cafés y restaurantes, en alimentación y en bebidas alcohólicas y tabaco.

No sólo el tamaño de las casas condiciona el nivel de gastos, sino también el de los municipios donde se produce. Así, una de las conclusiones curiosas del estudio del INE es que hacer la compra en el súper es más caro en localidades de menos de 10.000 habitantes que en las capitales de provincia. En las grandes urbes, donde la mayor competencia reduce los precios, las familias destinan a alimentación un 16% de su economía mensual, mientras que en los pueblos, la cesta de la compra diaria se estira hasta el 20,4%. En cambio, la energía es menos onerosa y se reduce la inversión en ocio, cultura y hostelería, mientras que sube el coste en vestido, calzado y transporte.