ELEMENTOS PARA UN DEBATE

2012, un horizonte de oportunidades

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El horizonte del Bicentenario de la Constitución de 1812, para el que faltan apenas 6 años, nos coloca en una parrilla de salida desde la cual podemos vislumbrar todos los logros y avances deseables para nuestra provincia cuando llegue tan esperada fecha. Como representante de los empresarios, sería una enorme satisfacción que los datos de creación de empresas hayan mejorado para entonces. Que se adopten medidas efectivas para solucionar el problema del desempleo y que podamos contar con una administración ágil y moderna. Que se desbloqueen los grandes proyectos previstos en la provincia. O que una mayor oferta de suelo industrial, con un polígono de Las Aletas en pleno funcionamiento, sea una realidad. Que determinados sectores económicos puedan por fin repuntar y que la actividad industrial de la Bahía de Cádiz recobre su antiguo protagonismo. Sería deseable que todo esto ocurriese. Ahora bien, junto con estas cuestiones deseables conviven otras que son necesarias para que el Bicentenario de 1812 pueda celebrarse con éxito. Me estoy refiriendo en este caso a las cuestiones en materia de infraestructuras, sin que esto signifique que todo lo mencionado anteriormente no es igualmente deseable e importante. Pero no cabe duda de que si no contamos con el segundo puente de acceso a Cádiz, con la Alta Velocidad, con un transporte ferroviario y marítimo adecuado, con el desdoble de Jerez-Dos Hermanas o el desdoble de Cádiz hasta Algeciras, difícilmente podremos celebrar esta trascendental fecha de la manera que se merece.

El Bicentenario de la Constitución de 1812 es una oportunidad única para proyectar la provincia de Cádiz y hacer de ella el mejor de los escaparates. El sector servicios, que está haciendo importantes esfuerzos de cara a esta fecha a través de acciones divulgativas y de promoción, va a tener la oportunidad de dar a conocer la calidad de nuestro comercio y de nuestro sector turístico en general. No podemos olvidar que el origen de la palabra mercadeo-sustituida en nuestros días por la voz inglesa marketing se remonta a los tiempos del comercio entre los pueblos antiguos. Tan antiguos como aquellos fenicios que fundaron Cádiz, lugar en el que fueron capaces de levantar un templo para las cenizas de Hércules y de construir un puerto para el tráfico de sus innumerables mercancías. Estos fenicios fundaron la ciudad más antigua de Occidente y es el pueblo que mejor escenifica la idea del comerciante: mercados de ámbar y estaño, exportación de madera, producción de objetos de lujo, fabricación de vidrio hábiles industriales y comerciantes de dotaron a esta tierra de una impronta especial, un carácter único que no debemos dejar que pase desapercibido. Una tierra que ha vivido épocas esplendorosas, desde estos prósperos fenicios hasta desembocar en el siglo XVIII, cuando Cádiz se convirtió en la ciudad que controlaba el monopolio comercial español. Esta raza, esta estirpe forjada a lo largo de los siglos, puso una vez más su grano de arena al legado histórico con la redacción de la Constitución de 1812.

Pues bien, esta es nuestra carta de presentación y no debemos olvidarlo de cara al Bicentenario. Está claro que no podemos vivir del pasado. Pero para avanzar, debemos dejar de ser víctimas de aquellos discursos centrados en los aspectos negativos y ponernos a trabajar, aprovechando nuestros innumerables recursos, para que el desarrollo socioeconómico de la provincia de Cádiz sea una realidad cercana y palpable. Y debemos hacerlo desde la colaboración de todos los que estamos implicados en este objetivo.

Debemos hacer del Bicentenario de 2012 la ocasión de dar a conocer nuestra provincia, nuestra riqueza histórica, cultural política y económica, la ocasión de permitir que los otros puedan conocernos, puedan comprobar que somos capaces de poner importantes proyectos en marcha, tal y como ya hemos demostrado, la de apostar de una vez por todas por el «made in Cádiz» como marca del buen hacer, marca de calidad y trasladar esta puesta en valor al exterior. No debemos dejar escapar esta ocasión. Es nuestro deber para con nuestro pasado, el lograr un futuro mejor. Para ser merecedores de tan importante tradición, hoy el presente nos da una nueva oportunidad de demostrar que podemos cumplir todos los objetivos marcados. No la dejemos pasar.