El cadáver de uno de los soldados es introducido en una ambulancia por varios compañeros. / AFP
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Reino Unido pierde a cuatro soldados al ser alcanzado su helicóptero por un misil en Irak

Cinco civiles iraquíes mueren en enfrentamientos con las tropas británicas cuando celebraban el ataque

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A Tony Blair se le acumulan los problemas. A su derrota electoral en las municipales se unió ayer otro traspié en Irak. Las tropas británicas desplegadas en la región de Basora perdieron ayer a cuatro de sus miembros al ser derribado «por un misil enemigo» un helicóptero en pleno centro de la ciudad, según confirmó el nuevo ministro de Defensa, Des Browne. Imágenes de la televisión local mostraron restos del aparato en un barrio densamente poblado llamado Al-Saei de la segunda urbe del país asiático, situada en su extremo sur. Ya antes, los miembros de la Defensa Civil local que acudieron a apagar las llamas de la aeronave informaron de que en su interior encontraron cuatro cadáveres calcinados.

Inmediatamente después del derribo, una muchedumbre se congregó junto a los restos del aparato celebrando su caída, levantando los brazos al cielo y coreando al Ejército del Mahdi, la milicia chií más activa en esta zona del país, liderada por el clérigo radical Moqtada al-Sadr.

Cuando llegaron soldados británicos para retirar a sus compañeros muertos, fueron recibidos a pedradas y la televisión enseñó imágenes de varios de ellos, fuertemente armados, corriendo por las calles de la ciudad, algunos disparando al aire.

Los iraquíes concentrados pasaron de la alegría a la cólera y acabaron apedreando y quemando varios de los vehículos militares británicos. Los uniformados se enfrentaron a los alborotadores y, en circunstancias aún no muy claras, según la Policía iraquí citada por la cadena Al-Yasira, cuatro civiles murieron -no se sabe si por fuego británico o no-, dos de ellos adolescentes. La cadena británica BBC aseguró que los fallecidos en los disturbios fueron cinco.

Los de ayer fueron los incidentes más graves desde que las tropas británicas se hicieron cargo, hace ya tres años, de la seguridad en la provincia de Basora, casi exclusivamente chií. Hasta ahora, la tensión ha sido esporádica con la población, pero en los últimos meses se repiten los choques y roces, no sólo con los ciudadanos sino incluso con las autoridades.

Americano caído

Los soldados americanos también sufrieron ayer una baja, al resultar alcanzado el vehículo en el que viajaba uno de ellos por una bomba colocada en la cuneta de una carretera.

Asimismo, ayer un terrorista suicida ataviado con vestimentas del Ejército iraquí provocó la muerte de tres mandos militares locales -un teniente coronel, un mayor y un teniente- al detonar la carga que llevaba consigo en Tikrit, la ciudad natal de Sadam Hussein. El ataque se produjo contra un grupo de reclutas armados que habían concluido un período de instrucción y que se disponían a ser enviados a otra zona. Diez militares estadounidenses fallecieron en la noche del viernes al estrellarse el helicóptero en el que viajaban en la provincia oriental afgana de Kumar, según confirmó la teniente Khrysten Dorn, portavoz del Ejército norteamericano en el país asiático. El accidente del Chinook CH-47 se registró en un área montañosa cerca de la localidad de Asadabad, donde las fuerzas des- plegadas por el Pentágono tienen una base en la que están destacados cientos de marines y miembros de las fuerzas especiales.

La aeronave llevaba a cabo una misión de combate que formaba parte de una operación más amplia contra combatientes talibanes y militantes de Al-Qaida cerca de la frontera con Pakistán denominada León de la Montaña. El siniestro no fue provocado «por fuego enemigo», afirmó la también portavoz militar estadounidense Tamara Lawrence.

Este accidente de helicóptero es el más grave ocurrido en Afganistán desde agosto de 2005, cuando diecisiete militares españoles murieron al precipitarse contra el suelo su aparato en la ciudad de Herat a causa de fuertes vientos.

Alrededor de 20.000 soldados, de los cuales unos 19.000 son estadounidenses, participan en Afganistán en la llamada 'Operación Libertad Duradera', contra los reductos del régimen talibán y sus aliados de la red terrorista Al-Qaida.

El accidente eleva a 234 el número de militares estadounidenses fallecidos en la región desde que se inició esta operación, a finales de 2001, según datos difundidos por el propio Departamento de Defensa norteamericano.

Talibanes abatidos

Cuatro supuestos insurgentes talibanes resultaron muertos también ayer en un enfrentamiento con el Ejército Nacional de Afganistán ocurrido en el sur del país. Fueron abatidos en la noche del jueves en la localidad de Kaldak, en la provincia de Zabol. «Grupos de enemigos de nuestro país protagonizan operaciones en esa zona frecuentemente. Fuentes de los servicios de inteligencia nos informaron de dónde exactamente actuarían esta vez y les tendimos una emboscada», explicó el general Rahmatullah Raoufi, comandante del Ejército afgano para las provincias del sur.

Agregó que «nuestras fuerzas se apostaron en un lugar determinado de Kaldak y, cuando los terroristas llegaron, se inició un intercambio de fuego». «Como consecuencia de ello, cuatro insurgentes resultaron muertos y el resto huyeron del lugar, pero no hubo ninguna baja entre nuestras fuerzas», añadió. El general explicó que los agentes de seguridad incautaron munición y armas del lugar, entre ellas varios cargadores, rifles y granadas de mano.