Javier León mira a la calle desde la ventana de su domicilio. / HENAR SASTRE
ESPAÑA

El pentapléjico había preparado antes su muerte pero le falló la 'mano amiga'

La situación del enfermo había empeorado física y económicamente y«rechazaba terminar en una residencia, le faltó ayuda sociosanitaria»

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

«Sabía que la única opción para él era la de seguir los pasos de Ramón Sampedro», explica Carmen Vázquez, presidenta de la Asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD) de Galicia, con quien el desaparecido pentapléjico mantuvo en los últimos meses un cercano contacto a través de correos electrónicos.

Su situación personal había empeorado considerablemente porque tenía «nuevos dolores en las piernas», recuerda su hermano Carlos León y porque «sus cuidados resultaban tan caros que ya eran para él insostenibles y rechazaba rotundamente terminar en una residencia, por su propia enfermedad, por el alto respeto que tenía hacia si mismo, no quería que lo atendieran así, que lo vieran así», añade Carmen Vázquez. «La ayuda sociosanitaria de las administraciones públicas es, en este y en otros casos, inexistente. El Estado se exime de sus responsabilidades», añade.

Así, que la muerte de este hombre de 53 años, postrado en una silla de ruedas desde el año 2000 por una lesión medular, fue planificada con «detalle, lucidez y desde hacía tiempo», aseguran fuentes consultadas. El fallecido dejó instrucciones precisas en Internet sobre cómo podía morir y pidió que se eximiera a sus amigos a efectos penales.

El primer intento fracasó porque la 'mano amiga' finalmente se vio incapaz de ejecutar los planes, un hecho que quienes lo conocen destacan que es humano y comprensible, y la muerte no llegó. Una situación que ocasionó una frustración que recoge en su diario: «No debería estar aquí, una nueva digamos contingencia humana ha vuelto a frustrar el poner fina a esto».

Jorge León, era un conocido escultor que ocultó, sus difíciles días tras un accidente doméstico, sus deseos de elegir el momento de su muerte y sus sentimientos, bajo la identidad de Lucas S. en su diario colgado en la red. Ahora, su verdadero nombre ya es imposible de ocultar al haber sido identificado como el artista segoviano afincado en Valladolid y con exposiciones hasta sus últimos días que fue.

Carmen Vázquez recuerda con cariño a Jorge. «Hacía mucho tiempo que quería lo que ha pasado, y lo ha conseguido, lo tenía bien planificado» y es «una vergüenza para los españoles volver a vivir esta situación por segunda vez». La respuesta oficial con Sampedro fue la de que «deje de comer y de beber, tiene derecho a ello pero no a que se le ayude». «Somos una sociedad hipócrita y nuestra legislación lo es también». «Los que tienen que decidir sobre nuestra vida mandan según sus intereses y no según los nuestros». «La sociedad ya va por delante, ya pide una legislación pero al político no le interesa».

«Tenía todo preparado»

Carmen Vázquez, desde el respeto evita revelar datos personales de las conversaciones con Jorge, «eso queda entre él y yo». El último encuentro fue el pasado jueves, el mismo día que Jorge se fue. «Lo tenía todo organizado, solo hicieron falta dos palabras para saberlo». A esta defensora de la regularización de la eutanasia en este país, no solo para dar una muerte digna a personas en esta situación, sino para dar también un recuerdo igualmente digno a sus allegados, le duele que «se obligue a estas personas a tener una muerte dura» y se «reserven las inyecciones letales para dar una muerte dulce, para que no sufra Copito», recuerda así el caso del gorila albino.

La forma en que ha muerto Jorge «es la más triste porque además le daba miedo e inseguridad que cuando se hubiera ido, empezaran los problemas para alguien y esto le llevó a tardar mucho tiempo en hacerlo, más de lo que él había pensado».