Las empresas españolas temen cambios en las reglas de juego en Sudamérica
Las compañías aluden a la inseguridad jurídica para reconsiderar o paralizar sus inversiones en la zona
Actualizado: GuardarLas empresas españolas, que se hicieron multinacionales en América Latina, temen ahora el cambio en las reglas de juego en países como Bolivia, Venezuela, Perú o incluso Argentina donde la pobreza, las graves desigualdades sociales o la crisis económica pueden llevar a los gobiernos a ceder a la tentación del populismo. La inseguridad jurídica es la principal razón que alegan las compañías para paralizar o reconsiderar sus inversiones en estos países del continente americano. La nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia no ha sorprendido a nadie, y mucho menos a Repsol YPF, pero las alarmas se han encendido ante la posibilidad de que los procesos negociadores que en casos como este suelen abrir los gobiernos con las compañías, encuentren un clima abiertamente hostil.
Las empresas españolas empezaron a «hacer las Ámericas» hace casi dos décadas. Recién superada la crisis económica que acompañó los primeros años del gobierno socialista de Felipe González, Telefónica puso en Perú la primera 'pica' de su proceso de internacionalización. Desde entonces, las compañías han conocido las ventajas y los sinsabores de apostar por el crecimiento en países de riesgo.
Empresas financieras, proveedoras de servicios y titulares de concesiones han pasado su peculiar travesía del desierto. Los bancos sufrieron las consecuencias del 'tequilazo' en México y, sobre todo, la prolongada crisis argentina, mientras Telefónica, Aguas de Barcelona o las compañías eléctricas saben mucho de la congelación de tarifas en servicios básicos. «Ninguna otra apuesta les hubiera dado las mismas oportunidades», observa el analista de un servicio de estudios para quien el 'caso Bolivia' no debe inducir al pesimismo generalizado.
Es uno de los países más pobres de Latinoamérica, afirma, tras recordar que los recursos energéticos naturales son casi siempre propiedad de los Estados, y que las petroleras extranjeras daban por descontado su nacionalización, prevista no ya en el programa electoral de Morales, sino en la ley de Hidrocarburos que le precedió. Latinoamérica ha hecho posible que Telefónica aspire a líder mundial, permitido a Repsol YPF ingresar en el 'club' de las grandes petroleras y aporta hoy entre un tercio y la mitad de las ganancias de los dos gigantes bancarios españoles.
Desequilibrios
En el camino de todos estos logros ha habido episodios muy difíciles y «la estabilidad empresarial se ha ido consiguiendo en paralelo a la reducción de las desigualdades», concluye el experto. En Bolivia permanecen, ahora mismo, además de Repsol YPF, las españolas Red Eléctrica (la única transportadora de alta tensión), Iberdrola (negocios de distribución), Unión Española de Explosivos, BBVA (con una administradora de fondos de pensiones), Cobra (del grupo ACS), Prisa y la editorial Santillana.
El presidente del gobierno Evo Morales ha asegurado que todas ellas van a gozar «de plenas garantías», pero la incertidumbre resulta inevitable. Las dificultades para las petroleras datan de años, por la inestabilidad política del país, y porque los hidrocarburos se han convertido en la principal fuente de riqueza de Bolivia como consecuencia de un desarrollo fuertemente desequilibrado. En 2003 España, que un año antes se había aupado al puesto de primer inversor en el país andino, quedó relegada a una posición de cola, porque Repsol YPF cortó el grifo de los desembolsos.