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«Los límites de la ciencia no son cosa de los legisladores»
«No nos levantaremos un día y leeremos en el periódico que hay un tipo de fármaco que cura todos los tipos de cáncer»
Actualizado: GuardarAaron Ciechanover no es amigo de echar las campanas al vuelo respecto a los avances de la medicina. «La ciencia avanza poco a poco», repite una y otra vez el premio Nobel de Química de 2004, que ha visitado España para participar dentro de un ciclo de conferencias organizado por el CIC Biogune de Bilbao, en colaboración con la Fundación BBVA.
-Recibió el Nobel por un trabajo de hace 20 años gracias al cual ahora hay nuevas terapias contra el cáncer. ¿Cómo ha cambiado la lucha contra la enfermedad desde entonces?
-El cáncer consiste básicamente en que las células pierden el control de su división y entonces aparecen los tumores. Nuestro trabajo no cambió radicalmente la historia de la investigación sobre el cáncer, sino que contribuyó al entendimiento de los mecanismos de generación de la enfermedad. Descubrimos el papel clave de una proteína llamada ubiquitina, lo que ha permitido desarrollar fármacos contra ciertos tipos de cáncer.
-¿Ha nacido la generación que verá la victoria sobre esta enfermedad?
-El cáncer no es una enfermedad, sino muchas y muy diferentes, aunque tienen una característica común: la división descontrolada de las células. Algunos cánceres ya se pueden curar y otros no. No nos levantaremos un día y leeremos en la primera página del periódico que hay un fármaco que cura todos los tipos de cáncer. Eso no va a ocurrir. Se encontrarán soluciones poco a poco, una a una.
-¿Cuándo va a llegar esa nueva medicina de la que se habla desde el descriframiento del genoma?
-Descifrar el genoma ha sido el primer paso. Ahora hay que tomar cada uno de los genes, identificar los implicados en enfermedades y desarrollar terapias. Hay que coger esos genes, crear modelos animales de enfermedades humanas -ratones genéticamente modificados para que las sufran- y probar en ellos las terapias.
-España invierte muy poco en ciencia. ¿Hay algún modo de convencer a los políticos para que destinen más fondos a la investigación?
-No conozco la situación española. La investigación básica cuenta en Israel con el 20% de los recursos que en Estados Unidos, el 30% que en el Reino Unido, el 50% que en Austria, el 70% que en Francia... Invertimos la mitad de lo que deberíamos como país desarrollado.
-Más o menos, como España.
-No sé cómo se puede convencer a los políticos de que destinen más dinero a la ciencia. Son criaturas muy extrañas. Dicen una cosa, piensan otra, sienten otra, hacen otra... En Israel, no tenemos recursos naturales. Lo que tenemos es nuestro cerebro, y el Gobierno sabe que nuestra supervivencia depende de nuestra creatividad.
Creatividad y democracia
-Singapur, Corea y otros países del Sudeste asiático están invirtiendo muchísimo dinero en ciencia.
-La creatividad necesita dinero para desarrollarse. ¿Cuánto exactamente? No lo sé. Corea y Singapur han decidido invertir muchísimo, una cantidad impresionante. ¿Garantiza eso que Singapur va a tener veinte premios Nobel en los próximos diez años? No. La ciencia necesita de la democracia, de la libertad para discutir, para viajar, para experimentar. Exige creatividad e imaginación, pero también tradición. No sé si en esos países se dan todas esas condiciones. No siempre los logros científicos son proporcionales a la inversión.
-Hay países occidentales donde no se permiten experimentar con embriones o la clonación terapéutica por criterios religiosos.
-Siempre tiene que haber límites éticos, pero no son cosa de los legisladores. Tienen que ser fruto de la democracia, de un proceso en el que participen científicos, juristas, filósofos y otros. Si ponemos límites que no tienen nada que ver con lo que es la investigación, nunca sabremos a lo que hemos renunciado por el camino.
-Porque nunca se sabe dónde va a saltar la liebre, ¿verdad?
-En investigación básica, no puedes decir: «No te pongas a estudiar eso, que no tiene ningún interés». Si hubieran limitado nuestro trabajo hace veinte años, no tendríamos ahora terapias con las que tratar a miles de enfermos de cáncer. Todo depende de los usos que des al hallazgo. Pensemos en la energía nuclear. Nos acordamos siempre de las bombas de Hiroshima y Nagasaki; pero cada día miles de personas se benefician de la radioterapia contra el cáncer.
-¿No debe ser lo primero educar a los ciudadanos para que puedan decidir con libertad sobre los retos éticos de la ciencia?
-Sí. Los científicos tenemos que explicar al público la importancia de la ciencia en nuestro mundo. La grabadora que usted usa es un producto de la ciencia, como los ordenadores; la medicina es ciencia, la industria es ciencia... Todo lo que nos rodea es ciencia.