El fotógrafo David Douglas documenta con un libro el amor de Pablo Ruiz Picasso por su perro 'Lump'
Actualizado: GuardarEl famoso fotógrafo de guerra estadounidense David Douglas Duncan documenta el amor de Pablo Picasso por un perro salchicha llamado Lump en un libro de nueva publicación, informa el diario The Independent. Duncan, que tiene en la actualidad noventa años, cultivó la amistad del genio español desde 1956 hasta la muerte del artista en 1973 y es autor de siete volúmenes de fotografías del artista trabajando o jugando. Su nuevo libro se centra, sin embargo, en Lump, un canino de la raza conocida por el nombre alemán de dachshund, que le había pertenecido, pero que un día le abandonó para instalarse en la residencia de Picasso, la famosa villa La Californie, en el sur de Francia.
El libro se titula Lump: el perro que se tragó un Picasso, y tiene su punto de partida en un incidente que ocurrió al principio de aquella relación especial entre el pintor del Guernica y el canino. Picasso dibujó un conejo en una caja de pasteles impregnada de azúcar, recortó la silueta con unas tijeras y lo puso delante de Lump, que se tragó aquella obra de arte, que hoy habría valido sin duda unos cuantos miles de dólares. A Picasso le gustaba rodearse de animales, pero a ninguno se sintió tan próximo como a Lump, recuerda el fotógrafo, quien señala que el artista solía tomar al animal en sus brazos para darle de comer.
Duncan, que se había hecho famoso con sus fotografías de la Segunda Guerra Mundial y la de Corea, conoció a Picasso en 1956 a través de un colega suyo, el aún más famoso fotógrafo de guerra Robert Kapa.
Al año siguiente, Duncan compró a Lump a una familia alemana que vivía en Stuttgart para que hiciese compañía a un perro afgano que ya tenía.
El afgano abusaba de Lump y le trataba como si fuese una pelota de tenis, recuerda el fotógrafo, que en 1957 viajó de Roma, donde vivía, a Francia para visitar a Picasso y a su compañera de entonces, Jacqueline Roquet, en su villa de La Californie, próxima a Cannes. Duncan se había llevado consigo a Lump, que nada más olisquear el jardín del artista, decidió quedarse allí para siempre y dejar plantado a su dueño por Picasso. Durante los años siguientes, Lump formó parte de la familia del creador, junto a un perro boxer llamado Yan y una cabra que obedecía al nombre de Esmeralda. / EFE