Los jugadores levantan la copa.
BALONMANO

La nueva Meca

Los triunfos del Ciudad Real relegan el fútbol en las conversaciones de los bares

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Una caña o un vino, unas tapas y una conversación sobre balonmano. Es una escena muy frecuente en los bares de Ciudad Real, cuyo equipo de galácticos ganó su primera Copa de Europa el domingo, al Portland San Antonio de Pamplona, en el Quijote Arena, donde se pagaron hasta 550 euros en la reventa. A partir de la inversión de un mecenas, Domingo Díaz de Mera, esta capital manchega se ha convertido en la nueva meca de un deporte con fuertes raíces escandinavas y eslavas.

«De momento, lo que atrae a la gente es que su equipo gane, pero los ciudadanos empiezan ya a entender de balonmano. Hemos creado una ilusión colectiva, y eso es lo esencial», explica Díaz de Mera, quien dejó la presidencia de la Liga Asobal en 1999 para fomentar el balonmano desde otro prisma: «Lo enfoqué como un negocio. Invertí cantidades importantes durante cuatro o cinco años y creé una estructura profesional en un club que a duras penas se mantenía hasta entonces en la División de Honor. Entonces logramos construir el Quijote Arena, un pabellón innovador y lleno de colorido, donde el domingo metimos a casi 6.000 personas», añade. Sus primeros fichajes básicos fueron el laureado entrenador Juan de Dios Román y el veterano gerente José Antonio Revilla.

El presidente del Ciudad Real no quiere precisar cuánto dinero ha invertido en el club, cuya principal fuente de financiación actual es la publicidad de las empresas de Díaz de Mera, que se suma a los ingresos por taquillas y 3.200 socios, de 1,2 millones de euros, para completar un presupuesto que supera los tres millones. Pero Revilla matiza: «Estamos en una clara tendencia a la autofinanciación, a no necesitar del mecenazgo para sobrevivir. Entre otras razones, porque dedicamos mucho dinero a tratar bien a nuestros patrocinadores. Les organizamos viajes con el equipo, encuentros entre ellos, presentaciones, etcétera. Es una práctica que copié del Kiel alemán, con un excelente resultado».

Esos criterios innovadores distinguen al Ciudad Real de la mayoría de los demás clubes españoles, que viven principalmente del dinero público, en los que Revilla ve «poca creatividad, y mucha más ilusión que eficacia, con presidentes que, además de las funciones propias de su cargo, ponen las vallas y hablan por los altavoces». Díaz de Mera apostilla: «Reconozco que la mercadotecnia es la gran asignatura pendiente del balonmano español, a pesar de que la Liga Asobal es la mejor del mundo en cuanto a la calidad del juego, la selección es campeona del mundo y subcampeona de Europa, y los clubes han ganado 11 Copas de Europa en las últimas 16 temporadas (siete el Barcelona, y una el Teka Cantabria, Elgorriaga Bidasoa, Pórtland San Antonio y Ciudad Real). Pero también es cierto que los medios de comunicación no valoran como debieran nuestro enorme mérito en un deporte cuyas raíces están la URSS, Yugoslavia, Escandinavia y Alemania. Muchas veces, por inercia, se da más importancia al fútbol de Segunda B que a una final europea de balonmano. Y eso es poco estimulante para los directivos de los clubes».