ARTE Y PARTE. Un panadero empuja un carro de el obrador.
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Con las manos en la masa

La pizza y el pan de molde obligan al negocio a recuperar las tradiciones y a ampliar sus miras hacia otros sectores

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Hay luz en Hornos La Gloria, asentada en el Barrio de Santa María. Son las doce de la madrugada y la ciudad ya duerme. Allí, un panadero empieza su jornada. El amasador prepara el producto con todo su cariño y su buen hacer. Mezcla harina, sal, agua y mejorantes panarios. Diez minutos y toca la levadura para la terminación de la masa. Elaborado el pan se introduce en la cámara de fermentación donde coge volumen en una atmósfera de humedad y calor para que crezca antes de su cocción. Aquí está dos o tres horas. Una hora después, se incorporan otros dos trabajadores.

Acto seguido se pasa al corte del cuchillo antes de hornear Una máquina que se calienta antes a 250 grados y una vez introducida la masa pasa a 200. El tiempo depende de la pieza. Todo termina a las cuatro de la madrugada aproximadamente para dar más tarde paso al proceso de reparto. Ésta es la jornada del personal de la panadería, que además se dedica a la pastelería y amasa la vida.

Competidores

Hornos La Gloria arrancó en 1923 y en la década de los 90 ha ampliado sus miras al sector de la hostelería dando trabajo a cerca de 100 personas, de lo que se siente muy orgulloso su gerente José Ruiz Marchante, quien ve cómo el consumo ha caído desde la introducción de grandes empresas con el pan de molde, la pizza y la hamburguesa.

«La producción es mucho menor que hace unos años y no es un buen negocio por sí solo, ya que debe ir acompañado de otros sectores para subsistir», asevera José Ruiz.

Un negocio que se transmite de generación a generación y que es también muy «vocacional», ya que «cuando los demás se divierten, empieza y aumenta el trabajo para los panaderos», afirma el gerente que ha apostado por la tradición para competir con las grandes empresas del sector.

De ahí que su pan tenga un hacer más lento dentro de la fermentación. «Si el proceso es rápido la vida del pan es más corta», apunta el gerente.

Una entidad que lleva, además, 22 años en la realización de desayunos andaluces para los niños. Una iniciativa que busca enseñarles desde muy pequeños las bondades del pan, bajo un lema: Una empresa vale, lo que vale su gente y una masa es la fuente de vida y la subsistencia.