SIN SUERTE. Iván Rosado se vio impotente ante las acometidas celestes. / J. C. C.
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La moral xerecista se viste de luto

Una injusta goleada en Santo Domingo deja muy lejos a los azulinos de los equipos que pelearán por ascender a Primera División

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Traje oscuro y gesto serio. La moral xerecista se vistió ayer de luto para asistir al entierro del sueño azulino. El resultado casi es lo de menos -pues la goleada final es es anecdótica, no hace justicia a lo que se vio sobre el prado de Santo Domingo-, pero esa derrota unida al resto de resultados de la jornada deja demasiado tocados a los hombres de Alcaraz, y lejos de continuar en la pelea por el ascenso. La épica, un milagro, sólo una racha increíble de victorias serviría para volver a pugnar por lo que un día se creyó tener al alcance de la mano.

La historia se repitió. Tras una buena primera parte en la que nuevamente se desaprovecharon claras ocasiones, el equipó sufrió las acometidas del rival en la segunda.

Los azulinos salvaron el primer duro escollo gracias a una buena intervención de Tete, que enmendó su propio error y el de sus compañeros en la retaguardia. Las dudas y la falta de decisión entre Moreno, Gerard y Tete, hicieron que el meta extremeño se lanzara a por el balón cuando lo acababa de tocar el capitán azulino. El árbitro no dudó en señalar cesión y el equipo al completo se tuvo que colgar del larguero. En cuanto sonó el pitido del colegiado, Tete salió a tapar el lanzamiento, impidiendo que el Poli se adelantara a las primeras de cambio.

El despiste sirvió para que los xerecistas entraran en el partido. La concentración y la intensidad subió, y las ocasiones comenzaron a florecer. Granero intentó poner en práctica la estrategia trabajada durante la semana, y desde la esquina buscó en dos ocasiones consecutivas la cabeza de Vicente Moreno en el primer palo. En ambas la encontró, pero en ninguna consiguieron gol.

Los celestes comenzaron a sufrir con la movilida de los delanteros azulinos. Granero pilló a contrapié a la defensa ejidense en un saque de banda desde el que asistió a Camuñas. El madrileño se plantó en el área pero no fue resolutivo. Tardó en disparar, y cuando lo hizo ya tenía a los rivales encima. En el rechace, Pendín trató de rematar de chilena, pero el hispanoargentino sólo logró patear el aire.

El partido estaba cortado con el mismo patrón que los últimos duelos librados por los de Alcaraz. El dominio, la posesión, las llegadas y las ocasiones caían a favor de los xerecistas, que una vez más eran incapaces de materializarlas en una muy buena primera parte. La más clara fue para Granero, que se plantó delante de Bello Amigo tras una pase de Geijo de espaldas a la portería. El madrileño no se atrevió a pegarle con la diestra y se cerró el ángulo al tirar con su pierna buena. El meta local se tornó en un feo enemigo y tapó el disparo que pegó en su pecho.

El Poli apenas respondía. Defendía los ataques azulinos y llegaba a arreones a la frontal del área que defendía Tete. Traban de hacerlo por el centro donde el Xerez acumulaba a muchos defensores. Por las bandas, sólo la electricidad de Pedro Vega y las caídas a los laterales de Moreno enfocaban las nubladas ideas celestes. Un lanzamiento de falta de Vega y un disparo de Moreno fue lo único que inquietó a Tete durante los primeros cuarenta y cinco minutos.

El inició de la segunda mitad recordó al pitido inicial de Lahoz. Tete tuvo que volver a salvar, pues en la primera triangulación Moreno se plantó en el área chica para fallar en el uno contra uno frente al portero azulino.

Pero el extremeño no tuvo ayer una actuación inmaculada. Diez minutos después se le escurrió entre las manos un balón aéreo que apunto estuvo de aprovechar Toedtli. Fue el susto. Minutos después, Pedro Vega recibió con espacio y sacó un disparo raso que pegó en el palo antes de cruzar la línea de gol. El remate no era imparable y el mundo se le vino encima al Xerez.

El Poli se desnudó de presión y ahora sí comenzó a crear con fluidez. Sunny tuvo una clarísima ocasión para incrementar la distancia pero remató mal.

A Lucas no le quedaba otra que quitar defensores por delanteros. Casi todos los equipos de la cabeza de la tabla ganaban y el sueño comenzaba a esfumarse definitivamente. Moreno a base de pedaladas terminó de mostrar la cruda realidad, se metió en el área a bicicleta por zancada y con un disparó que se envenenó tras tocar en un defensa superó a un Tete que no quiso ni mirar como el cuero volvía a superarle.

La moral azulina se teñía de luto. Moreno incluso tuvo que ayudar a levantarse a un Pendín al que el bajón psicológico le hizo quedarse tumbado sobre el prado de Santo Domingo.

La montaña parecía insuperable pero los jugadores del Xerez estaban dispuestos a pelear a la desesperada. El gol de estrategia de de Coz apenas hizo creer en la remontada quedaba muy poco tiempo y los nervios ya no dejaban razonar. La expulsión del lateral diestro y el saco de goles que al final viajó a Jerez es mera anécdota. Ya todo está sentenciado. El sueño queda enterrado de nuevo y parece que habrá que seguir esperando para atravesar la historia.