El Algeciras, víctima de sus despistes defensivos, pierde en casa ante el Baza

De verguenza. En verdad, tras ver el espectáculo ofrecido por el Algeciras en el partido de ayer frente al C. D. Baza, ¿existe moral deportiva suficiente como para exigirle al Comité de Competición que se les de los puntos del caso Villanueva?

¿Existirá la indecencia profesional de ver como el Algeciras gana un partido, de los siete últimos disputados, en los despachos, cuando su plantilla no ha sido capaz de hacerlo en el terreno de juego desde marzo?

Estas y otras preguntas más subidas de tono se hacían los espectadores cuando terminó el esperpéntico encuentro disputado ayer en el Nuevo Mirador y con el que se certificó virtualmente el descenso a Tercera División, en un alarde de apatía y actitud impropia de un equipo que se estaba jugando la vida.

Y es que el Algeciras saltó al terreno de juego a nueve puntos, (tres victorias), de la promoción, después de que no le favorecieran los resultados de sus más directos rivales, que el sábado cosecharon unos resultados sorprendentes, y que dejaban a los rojiblancos todavía más comprometidos.

Por otra parte, Campillo solucionó las ausencias de Nieto y Berenguer metiendo a Curro como compañero de Chuchú, dandole sitio a Juampe, por banda izquierda y haciendo que May jugara algo más en el centro.

La primera ocasión la tuvieron los rojiblancos antes de que se cumplieran los cinco minutos de partido, pero Juampe no quiso aceptar la responsabilidad del disparo desde dentro del área y su centro fue despejado por la defensa visitante.

El único desajuste defensivo dio opción a la jugada más peligrosa del primer cuarto de hora cuando a Rondo le salió un centro en banda derecha que Juan Pablo mandó fuera por muy poco (minuto 15).

Incomprensiblemente, el Baza no marcó en el minuto 33 en una pelota que peleó Pepe Díaz, a cuyo centro llegó Adorno teniendo que mandar Chuchú el balón a corner.

Inmediatamente el Algeciras tuvo otra acción de peligro en la que Copi, que se encontró completamente solo delante de Félix Campos, mandó el balón fuera.

La debacle

Comenzó la segunda parte con intención por ambas partes, ya que antes de que se cumpliera el primer minuto el balón visitó tanto el área rojiblanca como la granadina, aunque sin ningún peligro.

En el minuto 64 una falta muy parecida a la que costó el tercer tanto del Villanueva fue rematada en el segundo palo por Madrigal, rompiéndole las manos a Félix y logrando el primer tanto del partido.

La parodia del segundo tanto granadino fue mas propia de una pelicula de Hermanos Marx que de un equipo profesional de fútbol. En un balón sin peligro que recibió Félix y con el se entretuvo en demasíadando tiempo a que llegara, se lo quitara y anotara el segundo y definitivo.