SOLIDARIDAD. La Junta busca familias de acogida para niños gaditanos. / LA VOZ
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La droga y el desamparo motivan la mayoría de las retiradas de custodia de los hijos

La Consejería de Bienestar Social retira la tutela cada año a cien familias de la provincia Sólo veinte hogares realizaron una acogida temporal de los 1.200 niños bajo amparo en Cádiz

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«Mi familia, de momento, no puede ocuparse de mí. Están intentando resolver sus problemas. Si los solucionan es muy probable que vuelva con ellos. Mientras tanto estoy viviendo una temporada con una familia alternativa a la mía. Es una familia de acogida». Éste es un extracto de un carta de Rosi, una niña de acogida cuya tutela temporal la tiene la Junta, quien asume la custodia de los menores siempre que los motivos sean contundentes y atenten contra el buen cuidado del pequeño.

Para que la Consejería para la Igualdad y Bienestar Social retire la custodia de un hijo a sus padres, tiene que quedar probado que al menos se encuentra en situación de desamparo, es decir, que no recibe los necesarios cuidados y atenciones por parte de sus padres. Estas situaciones, en algunos casos de carácter extremo, llevan al Servicio de Menores de la Junta a retirar la custodia de sus pequeños a más de cien familias o padres cada año; aunque el año pasado esta cifra ascendió a las 124 tutelas temporales.

En muchos casos, el desamparo del menor se decreta nada más nacer, cuando en el hospital detectan que el niño nace con síndrome de abstinencia porque sus padres son drogadictos. Así, la Administración inicia un seguimiento de los progenitores. Asimismo, se comienza también el mismo proceso cuando el pequeño nace con anticuerpos del SIDA, como explica el jefe de Protección de Menores de la Junta en Cádiz, Antonio Molina.

Un proceso muy largo

Una vez que se le retira la custodia a una familia nace un proceso muy largo. Los niños, al principio, están en situación de acogida inmediata en una familia o en un centro, normalmente. Mientras que los padres deben demostrar, en todo momento, que la situación que ha llevado a decretar el desamparo de los niños puede remitir y son capaces de cuidar a sus hijos.

Sin embargo, cada historia es diferente y cada proceso, un mundo. Los padres deben cumplir unos objetivos que los trabajadores del Servicio de Menores les imponen. Para muestra, un botón: En el caso de que sean drogadictos se les ayuda para que se desintoxiquen, pero no siempre se llega a un final feliz.

A su vez, el proceso de los niños o menores está perfectamente definido. En un primer momento, pasan a un centro de acogida o a lo que se denomina familia extensa, que son los tíos, abuelos u otros familiares de los padres. O bien a una familia de acogida, que en la provincia gaditana no llegan a veinte. Con ellas, el niño puede estar en régimen de acogimiento familiar de urgencia.

En esta situación, la acogida se prolonga por un periodo de seis u ocho meses. Uno de los miembros de esta nueva familia debe tener una disponibilidad de 24 horas y recibe una remuneración económica de 600 euros, que es «lo de menos». Cuando se trata de un acogimiento simple, no se exige una disponibilidad durante todo el día. El tiempo va de seis meses a dos años sin remuneración. En los dos casos se preve la reinserción con la familia biológica.

El acto de acogida está motivado por la solidaridad, pero apenas veinte familias de Cádiz lo hacen de forma temporal, con fines no adoptivos y con unos niños a los que no les une ningún vínculo de sangre. Esta escueta cifra contrasta con el elevado número de niños en desamparo: hay 1.200 menores tutelados en la provincia, como indican los datos del año pasado y de 2004.

Casos de alcoholismo

El desamparo se debe, principalmente y en la mayoría de los casos, a la toxicomanía -por alcohol droga- aunque también están las historias provocadas por enfermedades mentales y los malos tratos. Lo más frecuente es que las familias biológicas acumulen varias de estas circunstancias.

Ello deriva en que el niño tenga que ser remitido a un centro o a un acogimiento familiar, situación esta última que se da en un 70% de los casos de la provincia; pero en ese tanto por ciento, mayoritariamente los que más acogen son los familiares del menor como tíos o abuelos.

Existe también la familia de acogida permanente, cuando los menores tienen 7 años o más y en donde no hay un retorno con la familia biológica ni la extensa; aunque éstos tienen derecho a visitas. Dura hasta la mayoría de edad y nunca puede ser adoptado. La familia tiene responsabilidad de guardia en esta acogida como en las demás.

Secuelas afectivas

También están los casos de preadopción cuando el menor está en situación de ser adoptado. «Hay más familias preadoptivas en un sistema con 100 niños y 40 solicitudes de familias al año», destaca Antonio Molina.

Todos los profesionales coinciden en que las familias son mucho más positivas para los críos que los centros, sobre todo en su recuperación psicológica. Hogares que un 13% son familias que no tienen ningún vínculo con el menor.

En todos esos menores, apuntan desde el servicio de la Junta, destacan las secuelas afectivas como la inseguridad y la introversión. De ahí que Antonio Molina defienda que «lo preferible sería que estuviesen con una familia»; por eso, animan a que los gaditanos se sumen al acogimiento familiar.