SEVILLA. La central de VEIASA está ubicada en la Isla de la Cartuja.
ANDALUCÍA

Medir a los que miden en Andalucía

Una empresa de la Junta, pionera entre las comunidades autónomas en la metrología legal

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HAY preguntas que alguna vez se nos presentan sin avisar: ¿Me dará toda la gasolina que marca el surtidor? ¿Seguro que el aparato que mide el nivel de humos de mi tubo de escape en la ITV está bien? ¿Y si el alcoholímetro tiene algún defecto y me hace dar positivo?

La respuesta a cada caso puede estar plagada de imponderables, pero en Andalucía existe un organismo encargado de medir a los que miden. Se trata de Verificaciones Industriales de Andalucía S. A. (VEIASA), empresa pública de la Junta que depende de la Consejería de Innovación.

Su sede situada en la Isla de la Cartuja en Sevilla, recuerda a la central de uno de esos agentes secretos de película. Hombres y mujeres con batas blancas pululan por más de una docena de laboratorios con sofisticados instrumentos de medición que permite saber, con una exactitud asombrosa, si se contabiliza una micra de menos o una tonelada de más.

La mayoría de los ciudadanos, sobre todo los que tienen vehículos, conocen la existencia de VEIASA mediante la red pública de Inspección Técnica de Vehículos (ITV), que está integrada por 28 estaciones fijas en funcionamiento, dotadas de más de 50 líneas de inspección. Pero abarca mucho más sectores. Como ejemplo, la cifra de verificaciones realizadas durante 2005: más de 300.000. Y es que hay artilugios sometidos por ley a unos controles de metrología que VEIASA realiza con garantía contrastada. Existen, además, otros enseres que se someten a una evaluación voluntaria. Unos y otros, si pasan el examen, salen con una pegatina que los identifica como aptos y que debe colocarse en un sitio visible para todos.

Taxímetros

Cuesta trabajo constreñir el ámbito de intervención, sobre todo porque hay muchas aplicaciones industriales de un perfil muy técnico. Pero otras son mucho más cotidianas.

José Luis Castellano y José Manuel Serrano, director técnico y jefe de laboratorio central, respectivamente, hacen de cicerones en un viaje por el interior de aquellos laboratorios a los que se permite el acceso, porque hay departamentos que permanecen aislados, ya que la medición puede variar según la presión atmosférica o la temperatura.

Un técnico anota cifras en una estadística mientras observa el movimiento de una bisagra que, a simple vista, resulta conocida, pero difícil de definir. José Manuel Serrano llega para prestar auxilio en forma de explicación: «Ahora estamos midiendo si la velocidad con la que se cierra y se abre la puerta de un autobús escolar es la correcta o no, algo prioritario en materia de seguridad vial».

En otra habitación, alguien manipula unas pesas grandes. «Esta es una aplicación para las industrias que necesiten conocer con exactitud el tonelaje de alguno de sus componentes; ellos nos envían aquí sus pesas para que certifiquemos que son del peso especificado», apostilla Serrano. Andalucía estaba casi huérfana de este tipo de inspecciones antes de que comenzara a funcionar VEIASA, en 1992. De hecho, todo se derivaba a Madrid o, en su defecto, se hacía en laboratorios privados con métodos bastante menos ortodoxos: «Un señor sabía que su Seat Panda pesaba tanto, pues lo utilizaba como medida comparativa en algunas de estas mediciones», indica Castellano.

La confianza en la exactitud de las empresas andaluzas ha ido, por lo tanto, en alza a medida que ha ido creciendo esta empresa pública, que se ha convertido ya en un verdadero referente y que en su día fue pionera entre las distintas comunidades autónomas del país.