Portman regresa a Israel de la mano del director Amos Gitaï
El prestigioso cineasta firma una críptica reflexión sobre el conflicto árabe-palestino
Actualizado: GuardarNacida en Jerusalén en 1981 de padre israelí y madre estadounidense, Natalie Portman es ciudadana americana desde que su familia se mudara a Washington a los tres años. El francés Luc Besson la convirtió en estrella a los 13 con El profesional, y desde entonces esta licenciada en Psicología por Harvard ha luchado por desquitarse el sambenito de lolita propiciado por su físico aniñado. La reina Amidala de Star Wars hasta ha recibido una nominación al Oscar por Closer. Su estrategia de alternar producciones comerciales y cine de autor lleva a que el estreno de Zona libre coincida en la cartelera con su imagen rapada en V de Vendetta.
El prestigioso director israelí Amos Gitaï es el responsable de que Portman vuelva a su país natal. «Vivir allí es muy bonito. Una de las cosas que más me chocaron es la paz que se siente», afirma sorpredentemente la actriz, a quien en los últimos meses se la ha podido ver paseando por Madrid junto a su novio Gael García Bernal (rodaba junto a Javier Bardem Los fantasmas de Goya). Quien conozca el cine de Gitaï -Kadosh, Edén y su desesperante episodio para el filme colectivo 11'09''01- comprenderá la misión imposible que supone redactar una sinopsis de su última obra. Portman encarna a una estudiante norteamericana instalada temporalmente en Jerusalén. La primera vez que la vemos llora en el interior de un taxi junto al Muro de las Lamentaciones sin que sepamos los motivos. Gitaï mantiene el primer plano fijo durante cinco minutos. Después montarán en el taxi la chófer judía y una pasajera palestina para dirigirse al norte de Jordania, la zona libre (franca) del título.
Alegorías y elipsis caracterizan el cine de un creador incómodo para su propio país, desertor del ejército en la Guerra de Yom Kippur. Dos de las mejores actrices hebreas, Hanna Laslo y Hiam Abbas, acompañan a Portman, cuya madre en las secuencias retrospectivas adopta el rostro de Carmen Maura, por algo la española Golem figura como coproductora de esta críptica reflexión sobre el conflicto árabe-israelí.