«En realidad no bailo, sólo lo pretendo: es la magia del cine»
La estrella malagueña derrocha carisma en 'Déjate llevar', la historia real de un profesor que imparte lecciones de vida a través del baile
Actualizado: GuardarEncantador y seductor como muchos de los personajes que interpreta, Antonio Banderas se ha puesto en manos de la directora de vídeos musicales Liz Friedlander para dar vida en Déjate llevar a un profesor de baile que ofrece clases gratuitas a los alumnos más conflictivos de las escuelas de Nueva York. A punto de terminar el montaje de su segunda película como director, El camino de los ingleses, el malagueño sale airoso de esta aventura basada en la verdadera historia de Pierre Dulaine. Orgulloso de sus raíces y de su matrimonio con Melanie Griffith, Banderas goza de muy buena prensa en Hollywood. «Soy un tipo normal. No hay secretos. No me meto en la vida de mis colegas, no juzgo lo que hacen».
-Lo normal es que las estrellas sean distantes, incluso a veces antipáticas. Usted es todo lo contrario.
-Se consiguen menos cosas cuando te muestras de esa manera. No digo que yo sea más bueno o más inteligente, sólo sé que he elegido este camino y me gusta ser amable con la gente.
-La crítica americana ha dicho que Déjate llevar es un papel a su medida, que usted era el único que podía hacerlo.
-Confieso que me ha sorprendido la reacción del público, sobre todo de los jóvenes. Cuando me dijeron que iba a rodar un filme sobre bailes de salón pensé que no era lo mío. Luego, mi agente me presionó para que leyera el guión, pero le comenté que no estaba seguro porque me parecía una historia muy cursi. Pero le hice caso, y me pareció una trama inteligente porque no es sobre el baile, sino que gira sobre las escuelas en América y lo que se mueve alrededor de los estudiantes. Los productores me enseñaron el documental de Pierre Dulaine, y ahí fue cuando empecé a engancharme. Lo definitivo fue conocer a Dulaine, una persona extraña, muy disciplinada, que hace cosas sin esperar nada a cambio. Su compromiso con la vida es fascinante.
-Después de rodar las dos entregas de El Zorro dijo que no era un buen bailarín.
-Esa es la magia del cine, porque en realidad no bailo, sólo lo pretendo. Es un mito que todos los andaluces seamos buenos bailarines. En mi época adolescente iba a las discotecas y bailaba muy rápido, pero me gustaban más las lentas, porque era mi oportunidad para acercarme a las chicas. En los ochenta estalló la batalla de los sexos, ganaron las mujeres. Desde entonces sentimos y vivimos el ritmo de manera individualista. Todo es «yo, yo, yo, y mira qué bien lo hago». Ya no se necesita una pareja, y lo interesante de la película es que nos recuerda lo bonito que es tener una mujer entre tus brazos y la disciplina que se necesita para tener un compromiso con tu pareja.
-También es una cuestión de confianza.
-Por supuesto. Cuando estoy bailando con otra persona no pienso en mí, sino en ella, en lo que necesita, cómo responde a los movimientos de mis manos... Son pequeñas cosas que hacen que lo que cuentas conecte con la gente.
-El filme aborda las relaciones entre maestro y alumnos. ¿Es estricto con sus hijos?
-No. Melanie es mucho más estricta que yo. Para todo lo que hacemos con ellos hay razones. Dos de mis tres hijos tienen sus propios padres. Alexander tiene veinte años, ya es un hombre; y Dakota está en los dieciséis, edad en la que no sabe si jugar con muñecas o salir con el hijo del vecino. Y mi pequeña Stella del Carmen es de mi sangre. Trato de ser un buen padre para los tres, hablo mucho con ellos. Resumiendo, no soy estricto porque no creo en el castigo. Además, a mí me educaron en la tolerancia.
El genio Orson Welles
-Dicen que está muy satisfecho con El camino de los ingleses.
-No es un largometraje divertido ni suave. Es duro, oscuro, muy sexual. Está ambientado a finales de los setenta, pero no hablamos de Franco, ni de política ni de las drogas. He contado la historia de un grupo de personas involucradas en algo muy particular. No he tratado de hacer una película realista, sino poética. Es un filme con marcado acento europeo.
-Y, de algún modo, una autobiografía.
-La película se basa en la novela homónima de Antonio Soler, que también ha escrito el guión. Algunas de las personas que aparecen en el libro son mis amigos de Málaga, y sí, yo viví esa realidad que refleja la novela.
-Pronto celebrará el décimo aniversario de su matrimonio.
-Algo increíble en el mundo que vivimos. Tanto Melanie como yo habíamos tenido relaciones previas que habían fracasado y aprendimos. Hemos tenido crisis, las hemos superado y nuestra relación ha salido más fortalecida. Cada cierto tiempo me vuelvo a enamorar de mi mujer, pero lo importante es tener paciencia, pasar tiempo el uno con el otro. Será maravilloso mirar atrás y ver una historia en común con todas las cosas buenas y malas que nos han pasado.
-¿Qué hace en su tiempo libre?
-Me encanta ver películas, me paso el tiempo viendo los trabajos de Orson Welles, que fue un genio. Además, estaba enamorado de España, tanto que parte de sus cenizas están esparcidas en Ronda, el pueblo donde bautizaron a mi padre.