VISTALEGRE. Zapatero saluda al entregado público que acudió al recinto madrileño. / EFE
ESPAÑA

Zapatero defiende su política social y afirma que el PP no derogará y hará suyas las nuevas leyes

El presidente ofrece a Rajoy rebajar la crispación política en la segunda mitad de la legislatura Se da todo un baño de multitudes en Madrid para festejar su segundo aniversario en el Gobierno

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El presidente del Gobierno aspira a que la segunda mitad de la legislatura sea menos tirante que la primera y ofrece al PP «cambiar la atmósfera política», dejar la crispación «a un lado» y reemplazar el enfrentamiento por «la cooperación». José Luis Rodríguez Zapatero repasó los, a su juicio, logros de sus dos años de mandato y vaticinó que la oposición, aunque haya denostado y rechazado todas las leyes impulsadas por su Gobierno, cuando llegue al poder no sólo no las derogará sino que las reivindicará y hará suyas.

El jefe del Ejecutivo se dio un baño de multitudes en toda regla para celebrar el segundo aniversario de su llegada a La Moncloa. Rodeado, en sentido literal porque el escenario estaba en el centro, de 20.000 personas que abarrotaban el palacio Vistalegre de Madrid, Zapatero revisó las leyes aprobadas en su mandato y las decisiones de su Gobierno, y aunque dijo no querer caer en «la autocomplacencia», su balance fue todo luces y ninguna sombra. Y para afrontar los dos años que quedan de legislatura, instó al PP rebajar el clima de confrontación, «tarea», según dijo, para la que tiene «dos buenos materiales»: la ley de dependencia y la de igualdad entre hombres y mujeres.

El presidente del Gobierno rechazó que vaya «demasiado deprisa» en la toma de decisiones, como se sostiene desde la oposición, porque, por ejemplo, «no fue precipitada» la retirada de las tropas de Irak, la primera medida de su mandato, un recordatorio que fue acogido con un estruendoso «no a la guerra» que caracterizó a las grandes manifestaciones de febrero y marzo de 2003.

«Ni la estatua»

Con esta misma idea, indicó que el problema no es que «vayamos deprisa» sino que «otros», en referencia al PP, «siempre se quedan atrás», al extremo de que «con la derecha» en el Gobierno, España se quedó «en la lista de espera». Zapatero indicó que ahora «hay que apresurar el paso» con la convicción de que «lo que hagamos ahora, hecho estará y nadie lo va a cambiar».

El PP cuando gobierne, aventuró, «no va a derogar» las reformas de los estatutos de autonomía ni los matrimonios entre homosexuales. Es más, proclamó, «no devolverán ni la estatua de Franco a su pedestal», frase acogida con carcajadas y una gran ovación. Se refería a la efigie ecuestre del dictador retirada el año pasado de una plaza de Madrid, decisión que provocó las críticas del PP. Y no sólo no anulará nada, remató, sino que dirá que «estas cosas son obra suya. Lo veremos».

El dirigente manifestó que el principal obstáculo con que se ha tropezado los populares es que quieren «ejercer de profetas del desastre y son un desastre de profetas», porque auguraron todo tipo de males aún antes de comenzar la legislatura y todos los indicadores económicos muestran lo contrario, al tiempo que se han ensanchado los derechos sociales y civiles de los ciudadanos.

Reformas estatutarias

Zapatero defendió asimismo la reforma del Estatuto de Cataluña, el punto más negro de su gestión, y dijo que con cambios como ése «la España plural será más auténtica». Los aumentos de autogobierno, indicó, «no deben dar miedo a quien tiene confianza en la democracia y en la gente». Lo que hay que hacer es «dialogar, respetar y entender» al otro, y «no convocar al enfrentamiento», momento en el que volvió a echar mano de los pronósticos y sostuvo que «dentro de unos años, los que hoy hablan de los riesgos de la cohesión de España se echarán en brazos de los nuevos estatutos».

Zapatero se declaró «orgulloso» de que haya «17 banderas y 17 comunidades autónomas», porque esos gobiernos son también «Gobierno de España y para España», un país que se vertebra y une gracias a «la igualdad de derechos de los españoles». Ya en plena euforia, Zapatero siguió con sus dotes de augur y se mostró convencido de que «un equipo español ganará la Champions League», así como «el PSOE ganará las elecciones autonómicas, municipales y las generales».