
El Ciudad Real arrolla al Portland en la ida de la final de la Liga de Campeones
Actualizado: GuardarLa duda era si el genial Ivano Bálic, el central del Pórtland San Antonio, sería capaz de contrarrestar la enorme calidad de los catorce jugadores del Ciudad Real. Pero el croata estaba tocado y no pudo brillar. Añádase que los galácticos de la máquina manchega rozaron la perfección, y el resultado fue tajante.
Ya no son solamente galácticos por lo mucho que cobran sino porque, tras un mal comienzo de temporada, han conjuntado un equipo tremendo, cuyos suplentes serían titulares en casi todos los demás. El equipo navarro tenía tres motivos para mentalizarse de que la victoria era posible: el público, el hecho de que los favoritos perdieron las finales anteriores y Bálic. Pero éste, recién salido de una lesión de rodilla, recibió dos fuertes golpes en los primeros minutos y además estaba muy marcado por el gigante sueco Kallman. De modo que la primera mitad del encuentro de ida (6-11) bastó para dejar claro que sólo una hecatombe impedirá que Duishebáiev gane la Copa de Europa en su primer año como entrenador.
La relación en la primera parte no podía ser más desigual: un equipo jugaba a la perfección mientras que el otro naufragaba y dejaba patente su dependencia de Bálic. La segunda parte no fue muy distinta. El Ciudad Real llegó a ir ganando por diez y sólo el pundonor de los hombres de Zupo Ekísoain, así como el exceso de confianza en algunos momentos de sus adversarios, impidieron que el marcador final fuera de escándalo.