Bernardo Provenzano.
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El capo mafioso Provenzano se niega a declarar ante los jueces

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El jefe máximo de la mafia siciliana Cosa Nostra, Bernardo Provenzano, se negó ayer a hablar con los jueces que lo interrogaron en la cárcel de máxima seguridad de Terni (Umbría), donde se encuentra detenido desde la semana pasada. «Me atengo al derecho de no responder», se limitó a declarar el padrino de Cosa Nostra, de 73 años, quien estuvo huido de la Justicia durante más de 40 años.

El capo máximo, prófugo desde 1963, fue detenido el pasado 11 de abril por agentes de la Policía italiana en una humilde finca a las afueras de su ciudad de nacimiento Corleone, en Sicilia, y trasladado luego a la cárcel de máxima seguridad. Los fiscales antimafia permanecieron pocos minutos con Provenzano, ya que se acogió a su derecho a no responder, precisó su abogado, Franco Maras.

El jefe de la temida organización criminal, especializada en tráfico de drogas, contrabando y cobro de impuestos ilegales a los comerciantes, está detenido en la misma cárcel donde se encuentra Giovanni Riina, hijo de otro gran padrino de Cosa Nostra, Salvatore Totó Riina, detenido en 1993.

Los 'pizzini'

«¿Provenzano es un policía!», dicen que gritó el hijo de Riina cuando supo de la captura, ya que lo acusa de haber negociado la entrega del padre, el jefe de todos los jefes, tras los atentados mortíferos en 1992 contra los jueces antimafia Giovanni Falcone y Paolo Borsellino. El heredero de Riina, que se hizo cargo de la dirección de la mafia, fue traicionado por sus célebres pizzini, pequeñas notas escritas con una máquina de escribir con los que impartía órdenes en toda Sicilia gracias a una red extraordinaria de colaboradores leales. Esos billetes están siendo examinados minuciosamente y revelan aspectos hasta ahora desconocidos para los investigadores, como la crisis de vocaciones que azotaba la organización.