El presidente Bush corrige el sentido de la dirección que toma Hu Jintao con un expeditivo tirón de mangas. / REUTERS
MUNDO

Bush y Jintao comparten su rechazo a un Irán nuclear pero difieren en la respuesta

La esperada cumbre termina con imprecisas promesas de colaboración bilateral Una activista de la reprimida secta Falun Gong logra infiltrarse en la ceremonia en la Casa Blanca e increpar desde la primera fila al líder comunista

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Con una salva de 21 cañonazos pero sin el relumbrón de una cena de gala, con manifestantes que han logrado infiltrarse dentro de la Casa Blanca pero con un evidente esfuerzo de comprensión bilateral, con mucha anticipación pero ningún acuerdo concreto, los máximos líderes de China y Estados Unidos -dos colosos que rivalizan en la esfera mundial pero que se encuentran fusionados por enormes intereses económicos- celebraron ayer una cumbre en la que ambos expresaron el deseo compartido de aliviar sus fricciones comerciales y coordinar esfuerzos para contener los riesgos de proliferación nuclear planteados por Irán y Corea del Norte.

Al término de sus conversaciones en el Despacho Oval, tanto George W. Bush como Hu Jintao han coincidido en reconocer la enormidad del trabajo pendiente para aliviar todas las fricciones, tensiones e incertidumbres acumuladas en sus hiperbólicas relaciones de estos dos rivales de la globalización. Pero con un llamativo despliegue de felicitaciones mutuas por lo logrado hasta la fecha y demostraciones de respeto a las peculiares sensibilidades representadas por el águila y del dragón.

Ante el punto más contencioso de esa complicada relación, la infravalorada moneda china y su impacto en un déficit comercial que para Estados Unidos superó el año los 161.000 millones de euros, Bush ha apreciado las medidas adoptados el pasado verano para ajustar la cotización del yuan pero insistiendo en la necesidad de avanzar hacia una libre cotización que facilite un campo de juego más equilibrado en la relación comercial. A juicio del presidente Bush, «obviamente, el Gobierno chino se toma en serio la cuestión de su divisas, al igual que nosotros»

Inquietudes

Hu Jintao declaró que comprendía todas esas inquietudes cambiarias, explicando que su país está intentando promocionar la demanda interna de sus 1.300 millones de consumidores y aumentar las importaciones procedentes de EE UU, destacando las compras cerradas antes de su viaje por valor de más de 13.000 millones de euros. Según Bush, su homólogo chino habría reconocido que el actual déficit comercial, pese al tentativo incremento en exportaciones estadounidenses, «es sustancial e insostenible».

Sobre la espinosa cuestión del reto nuclear planteado por Irán -frente en el que China no respalda la posibilidad de sanciones si la teocracia de Teherán persiste en su programa de enriquecimiento de uranio- Bush indicó la existencia de un consenso básico. Según el presidente de Estados Unidos, China comparte el objetivo de impedir que Irán fabrique armas nucleares o tenga la capacidad para producirlas. Consenso que no se extiende a las «tácticas» para lograr ese objetivo. Según Bush «no estamos de acuerdo en todo pero somos capaces de discutir».