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Palabras que se lleva el viento
Tras el incendio que arrasó su casa, a Elvira le prometieron un trabajo con el que sacar a su familia adelante: de eso hace ya cinco meses
Actualizado: GuardarLa tranquila pedanía del El Torno nunca olvidará la fecha del 26 de noviembre de 2005. Ese día un incendio arrasaba el domicilio de una de sus vecinas con dos de sus hijas dentro. Afortunadamente, las chicas consiguieron escapar por la ventana de una de las habitaciones gracias a que su madre no había podido pagar la instalación de una reja. Menos mal que nunca consiguió ese dinero porque fue lo que salvó a su familia.
Tuvo que ser la Policía Científica de Sevilla la que determinara las causas del incendio, debido al estado en que quedaron las habitaciones. Al parecer, fue por culpa de un calentador. Después de cinco meses, el negro sigue siendo el color predominante de lo que en su momento fue el comedor, la cocina y la habitación de las niñas.
Aquel fatídico día, Elvira Gálvez, separada y en paro, se quedó sin casa para ella y para sus tres hijas: dos adolescentes y una pequeña, Pepa, que nació sin talones y necesita trasladarse a diario a Jerez para la rehabilitación.
La reacción no se hizo esperar: las cámaras de televisión y las fotografías terminaron de romper la calma del pueblo. La alcaldesa de Jerez, Pilar Sánchez, junto con el delegado de Desarrollo Agroindustrial y Rural, Miguel Cabeza, el representante del PSOE en El Torno y el alcalde de La Barca, Roque Valenzuela, visitaron lo que quedaba de la casa calcinada y se deshacieron en promesas: En poco tiempo, Elvira, madre y ama de casa humilde, tendría un trabajo limpiando los locales que hay en la pedanía y que dependen del Ayuntamiento de Jerez y los salones de uso común. También se comprometieron a entregarle los materiales necesarios para el arreglo de su casa calcinada.
Después de cinco meses Elvira no tiene trabajo y vive junto a su padre y un hermano con síndrome de down, que también están a su cargo. Nada de lo que le prometieron los políticos que aquel día hablaron ante los medios de comunicación se ha cumplido.
Gracias al párroco
Antonio Rodríguez es el sacerdote de la pedanía: todos le conocen como el cura de El Torno. Ante la situación de Elvira, Antonio tomó cartas en el asunto y se empeñó personalmente en buscar, preguntar, insistir y exigir todo lo que aquel día se le prometió. Después de llamar no se sabe cuántas veces al Ayuntamiento y personalmente a la alcadesa, Antonio asegura «que me he visto obligado a recurrir a la prensa porque nadie responde a mis llamadas. Elvira está hundida, desesperada, ya no sabe qué hacer».
Hubo reuniones y trámites iniciales: «Iban a realizar un estudio geotécnico de urgencia de la casa y lo único que tenemos desde ayer es un informe visual de la Gerencia Municipal de Urbanismo que no concreta nada».
Poco antes de las vacaciones de Semana Santa, Elvira recibió la llamada de las administraciones. La citaban en Jerez para firmar, por fin, el contrato de trabajo. Ilusiones de nuevo renovadas con la perspectiva de dejar atrás la pesadilla del 26 de noviembre.
Falsa esperanza
La persona que le iba a tramitar el puesto de trabajo no apareció por las oficinas municipales. Nadie sabía nada y después de aquello, hace ya más de quince días, ni Elvira ni Antonio han recibido respuesta. «Lo que más me duele es que los representantes políticos me hayan dado su palabra y después, pasado el tiempo, no sean capaces de dar la cara».
Elvira y sus hijas duermen las cuatro en la misma habitación. Ven cada día cómo su casa se convierte en una ruina y en el Ayuntamiento de Jerez nadie atiende sus necesidades. Ellas nunca pidieron nada: sólo exigen lo quelas personas que aquel día fueron a verla, le prometieron.