El poblado del cemento
Los vecinos de la zona rechazan por completo la construcción de grandes edificios por ser una amenaza a su actual estilo de vida
Actualizado: GuardarLa Casería es quizás el barrio más tradicional y el que menos ha cambiado en San Fernando en las últimas décadas. Separado físicamente por la N-IV y la vía del ferrocaril, La Casería siempre ha sido considerado un reducto de pescadores, una isla dentro de una isla, el lugar donde llevar a los turistas más exigentes.
Su ubicación ha apartado a La Casería del desarrollo urbanístico de otras zonas de la ciudad, algo de lo que sus vecinos se sienten orgullosos. Lindar con una playa que tienen las mejores vistas a la Bahía que se puedan imaginar y al poblado militar de San Carlos le ha conferido un espíritu especial que sus residentes temen perder con la construcción de las amenazantes moles de ladrillo y hormigón que se están levantando paralelas a la línea de costa. «Es una barbaridad lo que están haciendo. Son edificios muy grandes. Me parece bien que se construyan casitas bajas, pero no esos monstruos. A nosotros nos puede beneficiar que viva más gente en la zona, pero preferimos que todo siga igual», asegura Reinaldo Muñoz, el último de una saga familiar siempre unida al Bar Bartolo, lugar de peregrinación de todos los amantes de la tranquilidad y el buen pescaíto frito.
Su tía Ana es de la misma opinión tras 65 años viviendo en la zona. «Se van cargar La Casería por dinero. Mi difunta madre podía ver cómo me bañaba desde casi quinientos metros y ahora sólo vería cemento», protesta Ana.
Es difícil encontrar alguien de la zona que defienda las torres por alguna razón. Sin embargo, esgrimen miles de razones para su demolición, entre las que se encuentran las de carácter ecológico. El comentario más extendido es el «que las tiren abajo». Ningún residente de la tradicional Casería de Ossio quiere ver su poblado marinero convertido en un poblado de cemento.