Última salida para Brooklyn
Actualizado: GuardarCuando parecía que se habían calmado las aguas en el encrespado lago de la reforma del Estatuto de Cataluña, y todo hacía suponer que proseguiría su trámite parlamentario sin mayores crispaciones varios acontecimientos han venido a remover los fangos. Por una parte, el informe de un letrado del Senado, desvelado ayer, señala once artículos de difícil encaje constitucional. Son la definición de Cataluña como nación que, según él, aunque carece de valor normativo, sí tiene valor interpretativo; la fórmula de blindaje competencial que invade funciones del legislador estatal; el sistema de financiación; el deber de conocer la lengua catalana; la asunción por la Generalitat del régimen local, la creación de un Consejo de Garantías Estatutarias y varios preceptos sobre el poder judicial. El PP intenta recuperar el recurso previo de constitucionalidad, suprimido hace más de diez años para que el Constitucional se pronuncie antes del referéndum. El recurso previo es algo poco deseable pues paralizaría prácticamente la vida política. En este caso, además, llegaría tarde aunque serviría para evitar el despropósito de que el TC tuviera que esperar a invalidar lo refrendado por los ciudadanos, que se producirá, si nada cambia, ya que según el propio Tribunal no cabe hacer recursos contra borradores que no son ley. Escarmentado por el rechazo del recurso que presentó contra la tramitación del Estatuto en el Congreso, el PP puede retomar aliento para hacer un último intento de reforma del texto en el Senado a partir del lunes. Porque dada su situación en la Cámara, cercana a la mayoría absoluta, ERC va a tener que hacer encaje de bolillos para seguir torpedeando el proyecto, porque va a tener que presentar enmiendas que mantengan su «no», pero sin que sus votos se puedan sumar a los del PP, ya que su intención ahora es provocar el retraso del referéndum hasta después del verano. Como en Última salida para Brooklyn, así de complicadas están las cosas.