ANÁLISIS

La Academia de Wenger

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Arsène Wenger está preparando mentalmente a sus jugadores con una mentira. «El Villarreal es como nosotros; nadie esperaba que estuviese en la semifinal de la Liga de Campeones», dice el entrenador francés, el primer extranjero que triunfó en el banquillo del fútbol en la máxima categoría inglesa. Es mentira porque al Arsenal, a diferencia del Villarreal , se le ha esperado en las fases finales de las competiciones europeas cada año de la última década. Pero algo ocurría para que un equipo ganador de tres ligas y de cuatro copas desde que Wenger llegó a Highbury, en septiembre de 1996, fracasara en Europa. Se dijo en su día que el problema estaba en las dimensiones del campo de los gunners. Sea como fuere, este año está donde no había estado nunca antes, en una semifinal de la máxima competición europea.

¿Qué ha ocurrido? Según Wenger, que la generación de futbolistas que él ha nutrido en la academia del club durante estos años tiene dificultades para aguantar el fútbol directo y algo bruto de la Premier, pero se encuentra cómoda en Europa, donde los rivales les dejan algo más de espacio para tocar. Y ahí es clave Cesc Fabregas, a quien el francés se trajo hace tres años de Barcelona y que es la batuta atacante del equipo.