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Majestuosidad y fervor en el Día Grande de la Costa Noroeste
Actualizado: GuardarCon la llegada de un radiante Jueves Santo, la Costa Noroeste volvió a sacar sus mejores galas para celebrar uno de los días grandes de su Semana de Pasión.
La presencia de público, ya cuantiosa durante jornadas anteriores, se multiplicó ayer. Nadie quiso quedarse en casa. La suavidad de un espléndido clima y la certeza de contemplar algunas de las imágenes más majestuosas de la Semana Santa de la zona, animó a sanluqueños, roteños, chipioneros y visitantes a echarse a la calle para disfrutar de uno de las jornadas más completas de esta festividad.
SANLÚCAR
La Expiración y el Cautivo
Devoción popular
En el barrio Marinero los sentimientos estaban a flor de piel. Una muchedumbre enfervorecida se agolpaba a las puertas de la Iglesia Nicolás de Bari a la espera de que el Crucificado de la Expiración y la Virgen de la Esperanza comenzaran su estación de penitencia.
Y es que este barrio sanluqueño es de los que más fieles congrega entorno a este Cristo anhelante, declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional y atribuido al imaginero Juan de Mesa, y a su bella madre bajo palio.
Mientras estos misterios marineros ya se paseaban por las calles de la localidad, Nuestro Padre Jesús Cautivo y la dolorosa María Santísima de la Estrella hacían acto de presencia en la plaza de San Roque dejando tras sí una enorme y sobrecogedora cohorte de nazarenos que seguían los pasos del Divino Maniatado.
CHIPIONA
El Cautivo y la Virgen de los Dolores
Primer día de Pasión
La Semana Santa chipionera era inaugurada ayer con la estación de penitencia de un Cristo también cautivo.
Nuestro Padre Jesús Cautivo y María Santísima de los Dolores comenzaron a peregrinar por las calles de la localidad pasadas las ocho de la tarde entre las saetas y los clamores populares de los numerosos chipioneros que ansiaban la llegada de la cofradía más joven de Chipiona.
ROTA
Cristo de La Caridad y Los Dolores
Abrazo de madre
La pequeña capilla de la Caridad volvía a ser el escenario de la salida del único paso que ayer procesionó por la ciudad. La Virgen de los Dolores volvió a recoger entre sus brazos a su hijo yacente a su bajada de la cruz con una mirada de profunda angustia y amargura. El Cristo de La Caridad y su madre volvieron a hacerse dueños de las calles de Rota como cada Jueves Santo.
Y es que este pequeño y sencillo paso de madera de caoba y de reducidas dimensiones es uno de los que más cariño despierta entre los roteños, quizás por su iconografía distinta a los demás misterios de la localidad. Con él, la Costa Noroeste cerró su nutrido y fervoroso Jueves de Pasión dando paso a una intensa madrugada plagada de religiosidad y respeto.