El enigma del 11-M
Actualizado: GuardarLla memoria de la masacre del 11 de marzo seguirá envenenando las relaciones entre los dos grandes partidos. No lo ha impedido la publicación del auto de procesamiento y me temo que seguirá siendo el origen de un abismo infranqueable entre ellos sean cuales fueren, al final, las conclusiones a las que pueda llegar el juez Del Olmo.
El auto, que pudimos conocer a comienzos de la semana, no es el cierre del proceso sino el recurso destinado a salvar el juicio de la prescripción de los plazos y, de ese modo, mantener las imputaciones y proseguir la investigación. Pese a los deseos de José Blanco, esta no ha quedado cerrada y, por supuesto, será posible una reordenación más lógica de los materiales conseguidos por el juez a lo largo de estos dos años y que, según los expertos, semejan una acumulación, informe y precipitada, de testimonios y pruebas... Desde el punto de vista político las reacciones ante el auto han sido contradictorias. Al Partido Socialista le gustaría que se diera carpetazo a la investigación aun cuando el juez mantenga la conclusión de que los fines que hubo tras el planeamiento de la masacre fueron los de influir en la opinión pública de la convocatoria del 14 de marzo.
Por lo mismo, el Partido Popular espera que prosigan los trabajos de la policía judicial a fin de dar con alguno de los responsables intelectuales de la masacre. ¿Quiénes organizaron el crimen y quienes eligieron a los autores materiales, así como a los colaboradores necesarios, por otra parte escasos y, en algunos casos, muertos? ¿Dónde los cerebros que planearon un crimen tan espantoso a fin de impedir que Mariano Rajoy accediera a La Moncloa y que el Gobierno elegido pudiera mantener las tropas en Irak?
Los expertos ya nos habían advertido acerca del muy alto número de españoles entre los detenidos. Ahora, con el auto en la mano, sorprende la desproporción entre aquellos y los finalmente imputados. Por fin sigue llamando la atención la presencia de confidentes de la policía entre estos. ¿La mezcla de razas y religiones permite afirmar que la masacre se ajustó a los cánones islamistas y concretamente a los fines de la yihad o guerra santa que mueve a los seguidores de Al Qaeda por encima de las fronteras?
Sin duda alguna la conclusión que más le importa a la dirección del Partido Socialista es la inexistencia de pruebas suficientes en relación con la participación de ETA en el crimen. De haber sido así, se habrían venido a tierra las acusaciones que hicieron los socialistas al gobierno provisional del PP al atribuir la autoría del atentado a ETA. Sólo por ello José Blanco desearía que el juez Del Olmo diera por definitivo el auto. Por otro lado no habría sido posible pensar en un proceso de paz. Hay otros dos puntos dignos de consideración: uno se refiere a la desproporción enorme entre detenidos e imputados; el otro tiene que ver con la propaganda que rodeó las acciones policiales y judiciales de los primeros tiempos. Todos podemos recordar cómo cada pocos días se nos presentaba la detención de un cerebro de la operación, ya marroquí, ya tunecino, ya egipcio. Es de temer que el enigma de la masacre del 11 de marzo nos siga persiguiendo siempre a los españoles y, desde luego, nunca se nos podrá devolver, además de las vidas, la autoestima que en esos momentos había llegado a tener una buena parte de la sociedad española.