SOBRECOGEDOR. El misterio del Caminito, uno de los que más impresiona de nuestra Semana Santa. / ANTONIO VÁZQUEZ
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El mar de la Alameda abraza a las Angustias

Como es tradicional, el único paso de la corporación se formó en la calle Isabel la Católica para iniciar después su recorrido

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Distinta a todas las de ayer es la cofradía de penitencia de Nuestra Señora de las Angustias. La del Caminito es una hermandad que se caracteriza por su sobriedad y cada año hace gala de ello. Este Miércoles Santo no fue una excepción. Tan reducida es la capilla del Caminito que el paso se tiene que montar en la calle, a la vista de todos, una tarea que se repite cada Semana Mayor y que cuenta con un gran interés. Al final de la vía Isabel la Católica, llegando a la Alameda, se formó el habitual revuelo cuando aún faltaba media hora para el inicio del desfile. Allí se concentraban los cargadores que observaban cómo unas diez personas intervenían en la formación del paso. Pendiente también de cada instante estaba el capataz de esta bella estampa, José Luis Pájaro. Hacia la ocho y diez de la tarde sonaba la campana de la capilla del Caminito.

El paso salía de la calle para encontrarse con el mar en la Alameda y pasar por delante de la puerta del colegio Rebaño de María donde se habían formado las filas de penitentes. En la Central Lechera se encontraba la nutrida penitencia. Desde un balcón que da a la Plaza Argüelles, unas religiosas de las Carmelitas Descalzas observan la salida de esta procesión. El paso se ha detenido mientras que avanzan sus hermanos destino a la calle Conde O'Reilly. El sol empezaba a esconderse.

Las monjas contemplan el grupo escultórico con asombro y emoción. Mientras, se incrementa el número de personas que se acercan para ver a Las Angustias. En la representación del Ayuntamiento se encuentra la concejala Ana Peral. A las ocho y cuarto, según la hora establecida, salen del colegio los ciriales que preceden al paso. Suena entonces música de capilla. En la calle Costa Rica se produce una de las estampas más esperadas. Las hermanas del Rebaño de María cantan a la Virgen de las Angustias desde los balcones. El paso se para y después retoma su camino por la misma calle por la que salió. Allí se han dado cita muchísimos fieles que no quieren perderse una de las imágenes más bonitas de la Semana Santa gaditana. Al cierre de esta edición la cofradía avanzaba por San José, rumbo a su reducida capilla.