RÁPIDO. La hermandad de Piedad, la que menos distancia recorre entre su salida y su estación de penitencia en la Catedral. / ANTONIO VÁZQUEZ
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Nuevos aires para la Semana Mayor desde la iglesia de Santiago

La mayoría de las miradas estuvieron puestas en la formación leonesa que acompañó musicalmente al primer paso de la hermandad militar

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Poco a poco la plaza de la Catedral de Cádiz iba cobrando vida ayer por la tarde. Una tarde soleada que nos depararía muchas sorpresas, con la primera cofradía en hacer estación de penitencia en el primer templo diocesano. Pero antes, los alrededores de la antigua Iglesia de Santiago, frente por frente con el medieval Arco de la Rosa, iba tomando color de tonalidades moradas y negras. Todo anunciaba que en menos de una hora el Santísimo Cristo de la Piedad y María Santísima de las Lágrimas estarían un año más en la calle.

Ya en el interior, el hermano mayor Francisco Molina, anunciaba con orgullo que el número de penitentes ascendía a 225. Mención especial merece una de las novedades de este año, la cruz de guía, que sencilla a la par que espectacular, ayer martes salía por primera vez en procesión. Sin embargo muchas miradas estaban puestas en la Banda de Cornetas y Tambores Santísimo Cristo de León.

Uno de los hermanos, Juan Antonio Caro explicaba todo el proceso. «Es una banda orientada en la tradición andaluza, no son novatos» y continuaba, «yo diría que es una réplica de la Banda de las Tres Caídas de Triana».

Representación militar

Dentro del templo, penitentes y cargadores se mezclaban en un ir y venir que se antojaba organizado. El concejal más veterano del Consistorio y teniente de alcalde, José Blas Fernández, llegaba con auténtica puntualidad cofrade con bastón de mando de la ciudad incluido. A la vez aparecía también en la iglesia la representación militar, pues no debemos olvidar el cariz marcial de la hermandad. Un total de nueve oficiales de la Armada, entre los que se encontraban el coronel Ulpiano Yrayzoz Díaz de Liaño, que venía en representación del General Comandante Militar, que manda sobre el RACTA 4, o el coronel Santiago Fajardo López Cuervo del Centro de Ensayo Torregorda, «único centro militar que queda en Cádiz», según confirmaba el hermano Miguel García Díaz.

Dentro de la iglesia de Santiago Apóstol, el padre jesuita Juan Tamargo, pide una y otra vez silencio, a la vez que lee un pasaje del Evangelio. De la misma manera ordena «que los hermanos que deseen quedarse en el interior del edificio mientras dure la estación de penitencia, deben hacerlo con túnica, sentados y si quieren salir lo hagan por calle Compañía».

Los cargadores de Paco Delgado trasladan el paso hasta el umbral de la puerta a ruedas. «Sin brusquedades y despacito», pide Delgado. Una vez fuera, los hermanos suben al paso de misterio y terminan de colocar todo aquello que supera las dimensiones del cancel. Nos referimos al terminado de la cruz, así como a la base de ésta que imita a una roca, donde un hermano clava una rosa roja.

En el interior de Santiago, los hermanos Martín, Paco y Tomás, llaman al orden a la cuadrilla. El artista Emilio Fernández Vadrillo regaló el cartel que este año ha realizado para Caja San Fernando. Momento emotivo que agradecía la cuadrilla. Se repite la formula para sacar el paso de palio, mientras suena el himno nacional que toca la Banda Pedro Álvarez Hidalgo. A escasos metros el Cristo de la Piedad entra en la Catedral, mientras se sigue oyendo a la formación leonesa. Al finalizar reciben aplausos de los gaditanos. A la vez suena Virgen del Valle para María Santísima de las Lágrimas que marcha hacia una estación de penitencia, en la que volvió a sobresalir la seriedad de un cortejo histórico de nuestra Semana Santa.