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Camino de penitencia por la Plazuela, San Pedro y San Miguel
Actualizado: GuardarMadre de Dios se rindió ayer ante la dolorosa que pone el contrapunto en el barrio de la Plazuela en una jornada marcada por los acompañamientos musicales y el esplendor de los palios que realizan sus estaciones de penitencia en la jornada de ayer.
Parece mentira que un barrio que se vuelca de una manera alegre y abierta en las jornadas de la madrugá y el Viernes Santo sea capaz de transformase de tal manera que el silencio sea casi sepulcral, y seña de identidad de una hermandad cada vez más arraigada a su sede canónica.
Desde que se cambió la entrada en Carrera Oficial, esta cofradía nos ofrece momentos de real recogimiento cuando entre los rezos en voz alta de los misterios del rosario recorre la estrechas calles del barrio de San Pedro.
Bizcocheros, Caracuel y Santa Rosa se han convertido en cita indispensable de los que gustan del hacer cofrade de estos severos nazarenos de Amor y Sacrificio.
Por su rigurosa penitencia, la cofradía de la Plazuela no lleva acompañamiento musical y sólo la oración rompe el silencio que envuelve el transcurrir de la hermandad.
Amor y Sacrificio representa la austeridad en su grado más extremo. La dolorosa viste de negro luto, en sus manos lleva la corona de espinas de Cristo y su mirada al cielo como buscándole, contrasta con el blanco de los alhelíes y azahares que adornan la canastilla sobre la que procesiona, además de decenas de ramos de flores que los devotos fueron entregando a la cofradía a lo largo del itinerario.
Los nazarenos llaman la atención de los visitantes al ser los únicos de nuestra Semana Santa que no visten antifaz, sino un capuz que acentúa aún más la severidad penitencial de la cofradía.
En la actualidad estos nazarenos portan cirios de color negro, aunque años atrás portaban antorchas que daban una imagen aún más particular y singular.
En el recorrido de vuelta esta hermandad lució especialmente al recorrer los aledaños de la Alameda Vieja, provocando instan táneas hermosas con la imagen de la Virgen enmarcadas entre las almenas del Alcázar.
Posteriormente, el cortejo de Amor y Sacrifico afronta el último tramo de su vuelta a su sede canónica rindiendo antes visita a los hermanos del Santo Crucifijo de la Salud, que como cada año salieron a la puerta del templo del Arcángel portando su guión en señal de respeto y fraternidad de dos corporaciones unidas por la historia cofradiera de Jerez.
La cofradía realiza su estación penitencial en tercer lugar en esta jornada de Lunes Santo, dejando su sitio habitual como la más antigua de esta jornada, a la Hermandad de la Viga para facilitarle la recogida en la Santa Iglesia Catedral.
Es de destacar el ritmo tan rápido que se imprime a la cofradía, teniendo un tiempo total de permanencia en la calle de seis horas, lo que se nos antoja bastante poco para un recorrido tan amplio como el que tienen que realizar.
La recogida como siempre volvió a ser muestra de que el barrio se encuentra volcado con esta imagen dolorosa que siendo tan diferente, tan hondo ha calado.